Mara pasaba los días temiendo la aparición de Alejandro, desde el día que la había amenazado no volvió a saber de él y le extrañaba, hasta llegó a pensar que en verdad había hablado con Aarón o con Esteban, pero hasta ese momento ellos no le reclamaban nada. Tenía el cheque listo, pero estaba pensado seriamente en hablar con Aarón y decirle la verdad.
Aunque sabía que eso terminaría por arruinar su imagen ante él. Pero no tenía opción, se arriesgaba o dejaba que Alejandro le dijera las cosas a su manera.
—Todo se arruinó —murmuró mirando por la ventana la tarde del lunes.
Estaba sola, y no solo en la casa, en su vida también, su esposo a nada de ser ex, sus hijos ya no le tenían la menor consideración, ni respeto y sus amistades se habían ido alejando poco a poco, solo le quedaba Luciana y estaba segura de que pronto se alejaría de ella también. Todo lo que había hecho para conseguir el dinero de la herencia había derivado en su ruina.
—Al final me quedé sin nada. Sin esposo, sin hijos, nada.
Miró su mano donde aún tenía sus sortijas, en unos días ya no sería necesario que las usara, ya no podría ostentar el ser la esposa de Esteban Navarro, como había hecho durante tantos años. Cuando él le pidió el divorcio, pensó que tenía alguna amante, pero dejó esa sospecha pronto, conocía a Esteban, podría tener muchos defectos, pero era un hombre honorable.
Ni siquiera podía acusarlo de infidelidad. Sería un caso perdido, ni de abandono ya que seguía viviendo en la misma casa, no podía hacer nada, solo aceptar el divorcio con la frente en alto.
—Ganaste, Miguel Ángel —le dijo a la nada—. Creí que te había vencido, pero el ganador siempre fuiste tú.
Para Nikté, los primeros días de la semana pasaron entre salidas en las cuales se divirtió mucho con Aarón y en discusiones de ambos con Miguel Ángel porque este se había retractado de ir a la revisión médica después de que llegaran, el martes, a última hora de la tarde.
Mirna y Celia se habían hecho a un lado cuando la discusión amenazaba con salirse de control, pero Rocío había puesto orden diciendo que bien podían llevarlo amarrado ya que no iba a poder poner mucha resistencia.
—¡Auxilio! —decía Miguel Ángel con la mano en la frente mientras Rocío lo empujaba hacia el inicio de las escaleras—. ¡Me están torturando!
—Deja el drama —murmuró Aarón aguantando la risa mientras lo ayudaba a levantarse para llevarlo arriba.
—¡Ayuden... me! —volvió a exclamar como Sid, el personaje de la película de la Era de hielo, tomándolo del cuello de la camisa.
—Payaso —esa vez Aarón no pudo evitar reír igual que Nikté y Ángel que iban detrás de ellos.
—Tenía que intentarlo. Me gustaría ser tan fuerte como tú, Aarón —murmuró con un suspiro.
—Eres perfecto así como estás. Aunque no lo creas, eres un ángel para todos nosotros.
—¿Tú crees?
Aarón no respondió, pero asintió y abrazó con un poco más de fuerza a su primo, le dolía verlo y sentirlo tan frágil y se preguntó, ¿por qué las buenas personas eran las que más sufrían? Cuando llegaron a la habitación lo dejó recostado en la cama, la cual Rocío ya había arreglado y se quedó pensando que en la planta baja había una habitación que no se utilizaba, tal vez podrían acondicionarla para él. Hablaría con su tío al respecto más tarde y si accedía, lo ayudaría a hacer los arreglos necesarios.
—Ya lo había pensado —le dijo Ángel cuando le planteó la idea, ese día, más tarde..
—Sería más cómodo, para él, sobre todo, me da miedo lastimarlo cuando lo levanto, él...
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Nikté entre el amor y el odio
RomanceCuando el corazón traiciona y estás entre el amor y el odio Ellos llevaban la culpa de un amor prohibido, Aarón y Nikté habían caido al infierno y se habian quemado en las llamas de la pasion y el deseo. Historia original. Prohibida la copia total o...