Capítulo 3

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Aarón se quedó en el estudio de la casa de su tío más de dos horas, pensando, ¿qué era lo que quería Miguel Ángel que hiciera? La nota que le había dejado era muy escueta, no le daba más detalles, nada, tal vez se refería a su muy breve compromiso, pensó llamarle por teléfono, pero recordó que había dejado su celular en el auto, así que decidió marcar del teléfono que estaba en el escritorio.

Esperaba escuchar la voz de su primo o tal vez la de su tío, pero no la de Nikté. Una voz suave que le hizo recordar esa noche que habían pasado juntos, enredados en las sábanas de aquella cama donde se había entregado a él.

Nikté estaba esperando a Migue Ángel y a su papá, estaban arreglando los últimos detalles para poder abordar el jet cuando sonó el celular, desde hacía un tiempo ella acostumbraba a responder las llamadas de Miguel Ángel. Así que lo hizo sin pensar.

—Hola. ¿Quién es? —preguntó y vio el número, frunció el ceño pensando que algo había pasado e insistió—. Hola, Mirna, ¿eres tú?

—Nikté.

—Aarón, ¿qué...? —el corazón empezó a latirle con rapidez cuando escuchó la varonil voz y respiró para tratar de parecer serena—. ¿Qué haces en casa?

—Vine a buscarlos. ¿Dónde están?

—¿Para qué quieres saber?

—¿Creíste que me iba a quedar sin hacer nada después de que Miguel Ángel soltara semejante bomba?

—¿La verdad? Sí, se supone que debías estar en tu fiesta de compromiso.

—¡Al demonio con el compromiso! —masculló perdiendo la calma—. ¡¿Dónde están?!

—No me grites. No tengo por qué decírtelo, vuelve con tu prometida y...

—¡No tengo ninguna prometida, maldita sea, anulé el compromiso!

—¿Cómo dices?

—¡Escúchame bien, Nikté! ¡Si piensas que voy a permitir que huyas con mi hijo en tu vientre, es que aún no me conoces! ¡Te voy a encontrar, así tenga que buscarte debajo de cada piedra del maldito planeta, eres mía!

Frustrado, Aarón dejó el teléfono en su lugar con demasiada fuerza, mascullando improperios y maldiciendo su mala suerte, Nikté estaba en el aeropuerto, había escuchado los altavoces y aunque hiciera todo lo posible por llegar antes de que se marcharan, no lo lograría a tiempo, estaba demasiado lejos.

Y tenía razón, en ese momento Ángel y Miguen Ángel se acercaron a Nikté para decirle que abordarían en unos minutos, pero ella no les prestó atención, seguía viendo el celular como si del aparato fuera a salir algo o alguien.

—Pero ¿qué le pasa? —preguntó por el hecho de que él hubiera cortado la llamada de manera tan brusca.

—Cariño, ¿estás bien? —Miguel Ángel la veía con el ceño fruncido.

—¿Cómo supo que el bebé es su hijo?

—Ah, entiendo —Miguel Ángel sonrió con ironía—, se había tardado en llamar.

—Es un machista. Me dijo que no va a permitir que huya con su hijo, que me buscaría debajo de cada piedra del maldito planeta, y que soy... ¿Por qué está tan seguro de que él es el padre del bebé?

—¿Suya? —Nikté asintió—. Cielo, Aarón es un hombre experimentado y muy inteligente, para tu mala suerte. Debiste enamorarte de alguien más.

—En este momento lo único que siento por él son ganas de apretarle el cuello y darle una patada en...

—Ya tendrás la oportunidad, no te sulfures —le dijo Ángel al verla con las mejillas rojas por la indignación—, por ahora, dejemos que sufra un poco. Me pregunto, ¿qué pasaría en la fiesta?

Nikté entre el amor y el odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora