𝐈. (corregido)

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Había dos cosas en la vida que le asustaban a muerte a Taehyung, despertarse a mitad de la noche y descubrir un rostro diabólico a lado suyo, no es que fuera probable que pasara pero aún así el solo imaginarlo ya era bastante feo, lo segundo era llegar tarde a una clase llena de personas.

Odiaba con todas sus fuerzas el llegar tarde, detestaba que la gente se le quedara viendo, cosa que todo el mundo hacía cuando alguien llegaba después de haber empezado la clase.

Por eso, decidió checar el fin de semana la distancia que hacía de su apartamento hasta el estacionamiento destinado a los estudiantes en su nueva universidad, analizó cada detalle a tal grado de hacer la ruta dos veces el domingo para garantizar que Google le estaba indicando el camino correcto.

Tres kilómetros para ser exactos, siete minutos en coche.

Inclusive el mero día decidió salir de su apartamento un cuarto de hora con antelación para poder llegar diez minutos antes de que comenzara su primera clase.

Con lo que no contaba fue con el gran tráfico de un kilómetro que llegaba a la señal de stop, porque Dios los librara de poner un semáforo en una ciudad histórica, ni tampoco con el hecho de que no quedaba ni un solo sitio para estacionar en el campus, tuvo que dejar estacionado su coche cerca de la estación de tren que había al lado y desperdició su tan valioso tiempo medido, buscando monedas sueltas para el parquímetro.

<<Si insistes en irte a otro país, al menos quédate en una de las residencias. Tienen residencias ahí ¿cierto?>>.
La voz de su madre atravesó sus pensamientos mientras se detenía frente al pabellón de ciencias, sin aliento después de haber subido corriendo por las escaleras.

Por supuesto que había optado por no quedarse en una de las residencias, porque sabía que en algún momento sus padres se aparecerían sin avisar y comenzarían a juzgar y siendo sincero prefería darse de golpes antes que someter a ese espectáculo a algún inocente espectador.

En vez de eso utilizo su dinero, ganado con su sangre, para alquilar un apartamento de dos habitaciones cerca del campus, cosa que al señor y a la señora Kim les había parecido una idea estúpida y horrible.

Y eso lo había hecho realmente feliz en su momento, pero ahora se estaba arrepintiendo un poco de su mini acto de rebeldía, ya que mientras se apresuraba a entrar en el edificio con aire acondicionado para escapar de ese horrible calor , ya eran las nueve y once minutos y su clase de astronomía se ubicaba en el segundo piso.

—¿Y por qué diablos había escogido astronomía? —pensó —¿Quizás porque otra clase de biología lo hacía tener ganas de vomitar? Si era por éso.

Apresurándose a subir por la escalera atravesó corriendo una puerta de doble hoja y se estampó con una pared.

Perdió el equilibrio yéndose hacia atrás, agitando los brazos como si fuera un policía de tránsito loco, su bolso, lleno hasta el tope se le resbaló del hombro provocando que comenzara a caerse hacia ese lado.

Se estaba cayendo, no había manera de pararlo, su mente se llenó de escenas de cuellos rotos, esto iba a ser espantoso...

Algo fuerte y duro le rodeó la cintura, deteniendo su caída. Su bolso terminó en el suelo, desparramando los carísimos libros y los bolígrafos por todos lados. Un segundo después estaba apoyado en la pared.

Una pared extrañamente caliente, una pared a la cual se le escapó una risa.

—Vaya —dijo una voz gruesa —¿Estás bien, corazón?

Una pared que claramente no era una pared, era un chico. Su corazón se detuvo y durante un angustioso momento la ansiedad lo aplastó y no podía hablar ni moverse.

Retrocedió siete años, atrapado, no se podía mover, el aire se le escapó de los pulmones, mientras comenzaba a sentir escalofríos, todos los músculos se tensaron.

—Oye —la voz se volvió un poco más dulce y con una pizca de preocupación —¿Estás bien?.

Taehyung se obligó a respirar más hondo, solo respirar, necesitaba respirar, inhalar y exhalar. Lo había estado practicando una y otra vez durante siete años , ya no tenía catorce, no estaba allí, estaba aquí, a muchos kilómetros de distancia.

Unos dedos bajo su barbilla, obligándole a levantar la cara. Unos ojos negros muy profundos, rodeados de espesas pestañas, fijos en los suyos. Un negro tan profundo como la noche que se preguntó si eran de verdad.

Y entonces se dio cuenta.

Un chico lo estaba abrazando, nunca lo había abrazado un chico y no contaba "esa vez", porque aquella vez nunca iba a contar, pero ahora estaba ahí pegado a él, sus piernas contra las piernas contrarias, sus sentidos se colapsaron al oler su ligero rastro de colonia, vaya olía bien, como si fuera cara, como la suya...

La indignación se apoderó de él de repente, una sensación tan conocida, tan dulce, que eliminó su confusión y sus viejos miedos se aferró a ella con desesperación y logró encontrar su voz.

—Suéltame. Ahora. Mismo —dijo Taehyung.

Ojos negros dejó caer sus brazos inmediatamente. Como no estaba listo para su repentina falta de apoyo, se tambaleó hacia un lado, recuperando su equilibrio antes de tropezarse con su propio bolso. Con la respiración agitada como si acabara de correr un maratón, se apartó unos cabellos que habían caído en su frente y por fin pudo ver claramente a Ojos negros.

Por el amor de Dios, Ojos negros estaba....

Estaba muy bueno, en todos los aspectos, del tipo que hace que las chicas y chicos se comporten de forma torpe. Era alto, le ganaría por varios centímetros, tenía hombros anchos pero una cintura estrecha, el cabello oscuro y algo ondulado, le cubría la frente, rozando sus cejas.

Una quijada marcada y unos labios carnosos completaban el paquete para que a las chicas y alguno que otro chico se les cayera la baba. Y con esos ojos de un negro tan profundo , por Dios....

¿Quién hubiera pensado que en un lugar que se llamaba Charleston pudiera esconder a alguien así?

Y Taehyung se había estampado contra él, literal.

—Lo siento, tenía prisa por llegar a clase, llego tarde y ...

Los labios del azabache se curvearon en una sonrisa al tiempo que se agachaba, comenzó a recoger las cosas tiradas y durante un breve instante Taehyung tuvo ganas de llorar. Podía sentir como los sollozos se juntaban en su garganta. Había llegado tarde, no había modo de que entrara en esa clase y era su primer día. Vaya fracaso.

🌼🌼🌼HOLI HOLIIIII🌼🌼🌼

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🌼🌼🌼HOLI HOLIIIII🌼🌼🌼

Les he traído el primer capítulo de la historia, espero que les vaya gustando, la estoy haciendo con muchísimo cariño así como mi otra obra.

No se olviden de apoyar mi obra y dejar algún comentario y una estrellita✨ me gusta saber que les gusta lo que hago y me motivan a seguir.

Lxs amo muchísimo y nos vemos el próximo capítulo.

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𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora