𝐋𝐕𝐈𝐈𝐈.

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—¿Qué tal? ¿Por qué tienes la cara roja? —Jungkook lo tomó de la barbilla y lo giró hacia él con cuidado —¿Se atrevió a pegarte?

—Sí —dijo Taehyung haciendo una mueca ante el insulto que soltó Jungkook—Pero creo que le ha hecho sentirse mejor después de que sacara todo lo que tenía dentro.

Jungkook entrecerró los ojos.

—Sigue sin estar bien —dijo Jungkook molesto.

—Lo sé —respondió Taehyung, tomando la mano del azabache y llevándola a su mejilla enrojecida —Pero ya se terminó. Le dije lo que tenía que decirle y no creo que volvamos a saber nada más de él.

Jungkook abrió la mano y lo acarició.

—Tae...

—Tenías razón, es verdad que no necesitaba esto, pero estoy contento de haberlo hecho, me siento bien —cerró los ojos y besó la palma del azabache —Vamos a casa Kook, ahí es donde necesito estar.


El problema de los veranos cuando te haces mayor es que se acaban antes de que te des cuenta de que han empezado. O a lo mejor esta vez tuvo algo que ver con asistir a clases de verano, lo que le había quitado toda la chispa.

Taehyung se obligó así mimos a abrir los ojos y gruñó. Lo primero que vio fue su brazalete —no el de plata—. Jungkook lo había remplazado por varias tiras de cuerda enganchadas a un símbolo de infinito. Entonces vio la hora que era. ¿Por qué había puesto el despertador tan temprano? No tenía clase hasta las nueve.

La cama se movió.

Y Jungkook no tenía clases hasta las diez. Iba a ser un semestre con muy pocas clases para el, puesto que ya estaba acabando la carrera.

Una sonrisa somnolienta le apareció a Taehyung en los labios cuando se dio la vuelta y se estiró en la cama. Las sábanas se resbalaron por su piel y terminaron en el suelo. O el fantasma de un pervertido rondaba por su cuarto o Jungkook estaba despierto.

Una boca lo besó entre los omoplatos, mientras una mano se posaba al final de su espalda. Los dedos fueron subiendo haciendo que la piel de Taehyung se erizara.

—Buenos días corazón —la voz de Jungkook estaba llena de sueño.

Y ahí fue donde cayó en cuenta el porque había puesto la alarma temprano, lo que suponía una gran diferencia del año pasado. Aquel entonces estaba preocupado por llegar tarde, tanto que resultaba ser enfermizo, ahora ponía la alarma para tener un poco de intimidad con su azabache.

—Buenos días —murmuró Taehyung, cerrando los ojos mientras disfrutaba de las caricias.

Jungkook le besó la espalda, y después el borde de la cadera. Su aliento le cubrió las lumbares y después le besó el culo.

Taehyung se rió sacudiéndose.

—¿Sabes lo que se dice por ahí de un chico que le besa el trasero a su pareja? ¿Literalmente? —preguntó Jungkook.

—¿Qué sabe cuál es su lugar? —dijo Taehyung.

—Ja, ja —dijo Jungkook besándole la nuca —Que está realmente enamorado.

—Ah, ¿Sí?

—Sí —murmuró Jungkook con voz ronca mientras lo tomaba de las caderas.

—¿Dónde has aprendido eso? —preguntó Taehyung.

—En internet.

—¡Cuanta clase! —dijo Taehyung.

—¿Sabes qué más he aprendido? —lo levantó y pasó el brazo por debajo del castaño —Que algunos hombres no amanecen erectos por la mañana.

𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora