𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.

𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈.

—¿Por qué estabas llorando? —preguntó Jungkook —Espera, ¿Te hizo daño?, porque si es así buscaré a ese cabrón y le...

—¡No! No —se apresuró Taehyung en decir, ya que le daba la sensación de que si pensaba que el tipo le había hecho algo, era capaz de ir a buscarlo y darle una paliza.

—Entonces ¿por qué? —volvió a preguntar Jungkook mientras seguía acariciando su mejilla y Taehyung se dejó llevar por su instinto, apoyó la cara en su palma —Dime algo.

Hablar le resultaba fácil a la mayoría de la gente, pero también era cierto que la mayoría de la gente tenía cosas de las que no les apetecía hablar.

—No lo sé, supongo que me he comportado como un niño pequeño —dijo Taehyung.

—¿Estás seguro de que eso es todo? —dijo Jungkook alzando las cejas.

—Sí —susurró Taehyung.

Jungkook se quedó callado otro momento, sus ojos recorrieron el rostro de Taehyung examinándolo.

—¿Estás bien?

Taehyung solo asintió.

La mano de Jungkook se deslizó hacia abajo, rozándole los labios. Taehyung respiro hondo siendo consciente de lo cerca que estaban, el castaño había querido algo que borrara esa noche, pero no eran palabras lo que necesitaba.

Un simple roce, una mirada, era igual de poderoso.
Taehyung no estaba pensando en nada que no fuera Jungkook en ese momento. Era una libertad que no había experimentado jamás.

La mirada de Jungkook estaba fija en los labios del castaño, y tan pronto Taehyung se dio cuenta su corazón comenzó a acelerarse, no había mucho espacio entre ellos, todo lo que tenía que hacer era acercarse dos centímetros y estarían pegados.

Entonces Jungkook alzó la mirada, salvo la distancia que había entre ellos antes de Taehyung se pudiera escapar, el corazón le saltó del pecho, pensando en la idea de que Jungkook le diera su primer beso y no tener idea de qué hacer.

Tenía un sabor raro en la boca después de haber llorado tanto, y estaba sentado en un baño, lo que probablemente no era lo más romántico del mundo, pero no lo beso, en cambio pego su frente con la de Taehyung y dejó escapar su aliento mentolado.

—A veces me sacas de quicio —dijo Jungkook.

—Lo siento —dijo Taehyung el también pensaba lo mismo, se sacaba de quicio así mismo.

Jungkook se apartó un poco y lo volvió a examinar.

—No vuelvas a escaparte así ¿Vale? Me preocupe mucho, cuando te estábamos buscando y nadie sabía dónde estabas.

Taehyung estuvo a punto de disculparse de nuevo, pero las disculpas eran como los deseos, tenía demasiados de ambos en su vida, y no suponían ninguna diferencia. Así que hizo algo que no había hecho nunca, ni siquiera antes.

Taehyung se acercó y presionó sus labios contra su mejilla, Jungkook abrió los ojos sorprendido, y se volvió a apartar. Soportando esa intensa mirada, se preguntó si habría hecho lo correcto.

Jungkook comenzó a acercarse y después se detuvo, tenía los ojos tan grandes y la verdad es que eran hermosos, únicos cuando se oscurecían más de lo posible.

—¿Tae? —dijo Jungkook sin sonreír ni enseñar ese hoyuelo —Sal conmigo en una cita.

El corazón de Taehyung le dio un vuelco, y recordó ese momento en el que había vuelto después de las vacaciones de otoño, y se había dirigido a su casa. Algo se había resquebrajado en Taehyung desde aquel momento y ahora seguía cayendo, como un muro hecho de.... Cautela, la fiesta no había salido bien, pero Jungkook... era diferente.