𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈.

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La necesidad de decirle a Jimin lo que pasaba se esfumó, la mirada de Taehyung se fue más allá de la ventana, a la calle llena de gente y prefirió negarlo.

—No, no me ha pasado nada.

Jimin no volvió a sacar el tema y tal como había prometido, Hwasa estaba emocionadisima al siguiente día, saltando, aplaudiendo y bailando.

Todo gracias a la cita que Taehyung tenía con Jungkook, cualquiera pensaría que Hwasa era la de la cita.

En cambio Taehyung intentó no obsesionarse con la cita aunque le resultara imposible, y era todavía más difícil cuando estaba cerca de Jungkook. Nada había cambiado entre ellos, pero de alguna manera si lo había hecho.

Cuando se sentaba a lado suyo en clase, Taehyung se volvía más consiente de que estaba ahí, cuando se movía y rozaba con su brazo o con su pierna, un hormigueo le recorría todo el cuerpo y le duraba toda la clase.

A lo largo de la semana, un invierno se había instalado en la ciudad, los árboles sin hojas, el viento arrasando y Taehyung había pasado tanto tiempo sin experimentar un frío como ese. Independientemente de cuánto se abrigara él se sentía en pleno Alaska cada vez que iba a clase.

El viernes antes de la gran noche, Jungkook estaba de un humor muy raro, de hecho estaba tomando apuntes.

—Mírate —murmuró Taehyung mientras el profesor Wein proyectaba imágenes de la vía láctea —Estás prestando atención.

Jungkook lo miró de reojo.

—Siempre lo hago.

—Vale —respondió Taehyung.

Jungkook jugueteó con el bolígrafo en sus dedos mientras miraba fijamente hacia al frente.

—Reprobarías si no fuese por mi.

—Sería capaz de concentrarme más en la clase si no fuese por ti —explicó Taehyung mientras sonreía.

—Ah, ¿si? —Jungkook se inclinó de modo que su hombro rozó con el de Taehyung, observó al resto de la clase por un instante y después se giró. Cuando le habló, sus labios rozaron la sien de Taehyung causándole un aumento de temperatura al castaño —¿Y por qué me encuentras tan entreteniendo corazón?

—No de la manera que tú crees —mintió Taehyung.

—Sigue repitiéndotelo —dijo Jungkook.

—Uno de estos días tu autoestima hará que te explote la cabeza —alegó Taehyung.

—Dudo que ese día llegue —le respondió Jungkook, comenzó a pasarle el bolígrafo tapado por el dorso de la mano, hasta llegar al borde de su chaqueta —¿Esto te distrae?

Taehyung se quedó sin palabras, apretando con fuerza su propio bolígrafo.

—¿Sí? —el bolígrafo seguía rozando la mano de Taehyung, ahora por los nudillos —¿Te has enterado de cuantas estrellas componen el cinturón de Orión? ¿No? —el bolígrafo se seguía moviendo y quién diría que un simple bolígrafo podría ser tan... sensual —Lo componen tres estrellas corazón —dijo Jungkook con la voz un tono más grave.

Taehyung solo pudo morderse los labios.

Un gruñido le salió del pecho a Jungkook.

—Eso me distrae demasiado —murmuró —Cada vez que lo haces.

Taehyung abrió los ojos, sorprendido, mientras se quedaba sin aliento, en cambio Jungkook soltó una risa profunda, provocándole un escalofrío al castaño.

—¿Sabes qué? —preguntó Jungkook.

—¿Qué?

Jungkook se acercó un poco más, fingiendo que se estaba estirando, Taehyung se puso nervioso sin saber exactamente que era lo que pretendía, le pasó el brazo por los hombros y de repente tenía los labios de Jungkook pegados a su piel, Justo debajo de la oreja. El pulso de Taehyung se aceleró, era una sensación inquietante.... Y también emocionante.
Los labios de Jungkook se movieron.

𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora