𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.

𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈.

A lo largo de la semana siguiente Taehyung sopesó si ir o no con Jungkook un millón de veces. Hasta en el mismo momento en que metió sus cosas a la maleta, se lo estuvo pensando. Pero no fue hasta que se sentó en la camioneta el miércoles por la mañana que se dio cuenta que realmente iba a hacerlo.

—¿Estás seguro de que a tus padres no les va a importar? —preguntó Taehyung nervioso.

Jungkook asintió, solo se lo había preguntado unas cien veces.
Y Taehyung comenzó a mordisquearse el pulgar.

—Les has llamado para avisarles ¿cierto? —volvió a preguntar Taehyung.

—No —dijo Jungkook mirándolo de reojo.

—¡Jeon! —dijo Taehyung atónito.

—Es una broma, tranquilízate Tae, les avise al día siguiente de que aceptaras. Saben que vienes y quieren conocerte —dijo Jungkook riendo.

Taehyung le lanzó una mirada de odio y siguió mordiéndose las uñas.

—No ha tenido gracia.

Jungkook se volvió a reír.

—Sí, sí que la ha tenido.

—Imbécil —soltó Taehyung.

—Listillo —le respondió Jungkook.

Taehyung miró por la ventana.

—Sucio —siguió Tehyung.

—Vaya —dijo Jungkook —Va a ver una pelea, tú sigue así y ya verás como doy la vuelta.

Taehyung sonrió mientras se metían en la autopista.

—Me parece buena idea.

—Te pondrías a llorar —dijo Jungkook para callarse un momento y después le apartó la mano de la boca a Taehyung —Deja de hacer eso.

—Perdona —lo miró Taehyung —Es un vicio que tengo.

—Ya —Jungkook enlazó sus dedos con los del castaño provocándole que se le detuviera el corazón. Sus manos unidas descansaban en uno de los muslos de Taehyung —Mi hermana no llegara a casa hasta mañana por la mañana. Tiene función en Pittsburgh esta noche.

—¿Qué hace? —la mirada de Taehyung viajo de sus manos a la ventanilla.

—Creo que es un recital de música.

La atención de Taehyung estaba puesta en el peso de la mano de Jungkook encima de la suya.

—Oh ya veo.

Jungkook terminó soltándole la mano, lo que estaba bien, porque estaba seguro de que comenzaba a sudarle y no quería darle asco. Las dos horas de viaje parecieron pasar muy rápido, era como si solo hubieran pasado unos minutos desde que tomó la autopista hasta que entró a un pueblo situado en la ladera de una montaña.

Y vaya que si se notaba que estaban en una zona repleta de alpinistas. De cada tienda colgaba un banderín de la Universidad local, al igual que los porches de las casas.

Taehyung no podía recordar la última vez que había estado tan nervioso, tenía el estómago revuelto cuando Jungkook comenzó a disminuir la velocidad y después giró a la derecha, tomando lo que parecía un sendero privado adornado por robles. Taehyung tenía la boca completamente seca cuando apareció una imponente casa de campo.

No es que fuera espantosamente grande, tenía un buen tamaño, estilo colonial, columnas blancas en el porche y tres pisos, sino que le recordaba mucho a la casa de sus padres. Perfecta y gélida al exterior y era probable que lo mismo le esperara por dentro.