𝐋𝐈𝐈𝐈.

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Dios tenía razón, Taehyung tenía demasiado miedo como para contárselo a alguien, inclusive a Jungkook, no había superado parte de su pasado y no había futuro claro a menos que lo hiciera. Todo lo que había hecho hasta este momento había sido fingir: fingir que estaba bien, que era feliz, que era un superviviente.

Pero no lo era, durante mucho tiempo solo había sido otra víctima más en la carretera.

Lee Minho solo sabía la mitad de la historia. Probablemente no cambiaría nada si la conociera, pero sobrevivir y ser un superviviente eran dos cosas diferentes. Eso es lo que Taehyung había estado haciendo todo este tiempo, sobrevivir, esperando el día en que lo que Bogum le había hecho no estropeara todo lo bueno que tenía en la vida.

Taehyung dejó caer la cabeza entre las manos, con lágrimas recorriendo su cara. No podía cambiar lo que le había sucedido, pero si hubiera podido cambiar el modo en que había reaccionado, especialmente ahora, cuando estaba tan lejos de todos los que habían saboteado cualquier intento de que lo superara.

Pero para ser honestos, había algo más, había otro motivo aparte de Bogum, habían sido sus padres... había sido él mismo.

El único modo de superar esto, era afrontar lo que le había pasado, y hacer algo por lo que se le había castigado en primer lugar.

No era el pasado lo que se interponía entre ellos.

Era el presente.

Jungkook tenía razón.

De repente se puso de pie, estaba en movimiento antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo. Solo cuando se encontró enfrente a la puerta de Jungkook se puso su corazón a latir como un loco.

Probablemente era demasiado tarde para ellos, pero si Taehyung se lo contaba —si se lo explicaba —eso sería un comienzo. De cualquier manera se lo debía a Jungkook.

Y se lo debía a sí mismo.

Taehyung llamó a la puerta y escuchó unos pasos. La puerta se abrió y allí estaba Jungkook. Inmediatamente cerró los ojos y abrió la boca, y Taehyung supo que le iba a pedir que se fuera.

—¿Podemos hablar? —preguntó Taehyung, aunque la voz se le quebró a media frase —Por favor Kook, no te voy a quitar mucho tiempo, solo...

Jungkook abrió los ojos y lo miró con el ceño fruncido.

—¿Taehyung estás bien?

—Sí. No. No lo sé —había una parte de él que quería darse la vuelta y escapar a su apartamento, pero se negó a huir. Nunca más —Solo necesito hablar contigo.

Jungkook respiró hondo y lo dejó pasar.

—Jackson no está.

Taehyung aliviado de que no le hubiera cerrado la puerta, lo siguió hasta el salón. Jungkook tomó el control de la tele y la múteo mientras se sentaba en el sillón.

—¿Qué pasa Taehyung? —le preguntó Jungkook, y su voz sugería que no esperaba que le dijera la verdad y eso le dolió al castaño.

Le dolió porque él no tenía razón alguna para esperar que Taehyung le dijera la verdad.

Se sentó en el sofá, sin saber por donde comenzar.

—Todo —y eso fue lo único que Taehyung pudo decir al principio —Todo.

Jungkook se acercó a él, una adorable costumbre de él, indicando que le prestaba atención.

—Taehyung, ¿qué sucede?.

—No he sido del todo honesto contigo y lo siento —sus labios comenzaron a temblar y supo que estaba a punto de tener un ataque de nervios —Lo siento, y probablemente no tienes tiempo para...

𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora