𝐗𝐗𝐗.

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Taehyung se encontraba tan nervioso que el teléfono se le resbalaba de las manos, y el cinturón de seguridad se le clavaba contra el pecho. Estaba en el estacionamiento y ya pasaban treinta minutos de la hora ideal, en la que tendría que haber salido a la fiesta en la casa de Suga, le habría gustado decir que llegaba tarde para hacerse el interesante, pero no era verdad.

Le faltaba muy poco para sufrir un ataque de ansiedad.

—¿Así que no te has disfrazado al final? —le preguntó Jimin y aparte de su voz, podía escuchar música y risas ahogadas —No es para tanto, hay un montón de gente que tampoco lo hizo.

Bueno pues una excusa a la basura, después de hablar con Jungkook la noche anterior, había sopesado la idea de bajar a la tienda en una carrera para comprar un disfraz de última hora, pero habría sido demasiado esfuerzo.

—¿Ya estás cerca? —continúo Jimin —Porque estoy un poco solo.. ¡Hey!

La voz de Hwasa sonó a través del teléfono un segundo después.

—Hey cariño ¿dónde estás? —dijo Hwasa.

—Preparándome para salir —dijo Taehyung cerrando los ojos.

—Más vale porque Jimin me está poniendo de nervios preguntando por ti a cada rato así que trae ese culito precioso tuyo para acá.

—Ya llego, estaré ahí en un rato —aseguró Taehyung.

Taehyung colgó dejando el teléfono a un lado y agarró el volante, puedo hacer esto, se lo seguía repitiendo mientras miraba el piso.

Había dejado una luz encendida en su departamento y se asemejaba a un estúpido faro en ese mismo instante, tentándolo a volver a la seguridad que suponía el aburrimiento puro y duro.

Lo que le estaba pasando no le sucedía a nadie más y esa era la clave que no quería que eso fuera normal para él.

—Carajo —dijo Taehyung en voz alta.

Necesitaba atreverse, metió la marcha atrás y salió del estacionamiento, le temblaban los brazos para cuando llegó al final de la carretera, la casa de Suga no estaba lejos de la universidad solo unos cuantos kilómetros, en una urbanización cercana donde varias fraternidades se habían aposentado también.

Cuando había llegado logró ver una larga fila de coches aparcados fuera de una casa de tres plantas, estaban por todas partes, en medio del camino , en la entrada a la casa, en el patio y por toda la calle, tuvo que cambiar de dirección para poder dejar el suyo en el otro lado de la calle, una manzana más atrás.

Hacía frío esa noche y no había niños, las rondas para pedir caramelos habían terminado, la luz salía de las ventanas de la casa, prestándole un brillo reluciente a la entrada de la casa.

Unas cuantas personas estaban afuera, apoyadas contra la verja, se metió las manos en los bolsillos de su chamarra y evitó pasar por el garaje donde estaban jugando a una partida de Beer-pong y entró por la puerta principal.

La casa estaba abarrotada, había gente por todas partes, su corazón estaba latiendo al ritmo de la música mientras él escaneaba a la multitud, buscando a un sexy ángel, había un montón de ángeles, las traviesas vestidas de rojo, las sexys de blanco y suponía que las malas de negro.

Vaya.

Paso a lado de una chica que se había vestido de Dorothy del Mago de Oz, si Dorothy hubiera sido una stripper, le sonrió y Taehyung le devolvió la sonrisa, se sentía un poco extraño.

Rodeó un grupo que estaba jugando póquer y vio a Jackson, el compañero de piso de Jungkook, estaba demasiado absorto en el juego como para fijarse en él, le estaba agobiando la gente.

𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora