𝐗𝐗𝐗𝐈𝐗.

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Una oleada de calor le descendió por las venas a Taehyung mientras su cuerpo se tensaba de la manera más deliciosa posible. Cerró los ojos mientras los labios de Jungkook rozaban su boca, una vez, dos veces, como si se estuviera volviendo a acostumbrar a ellos. Esas leves caricias estaban desesperando al castaño, eran toques inocentes, jugueteos previos que solo lograban que Taehyung quisiera más.

Jungkook levantó una de sus manos para acariciarle la cara, le besó la comisura de los labios antes de tomarlo por la nuca. Sus labios viajaron siguiendo el contorno de la mandíbula de Taehyung, haciendolo tortuosamente lento, dejando un rastro abrasador hasta su oreja. Un escalofrío le recorrió la piel al castaño, provocando una risa ronca en Jungkook. Su boca presionó contra la zona sensible debajo de la oreja y un gemido salió de la garganta de Taehyung.

—Buenas noches Tae —finalizó Jungkook en un susurro.

Y ese fue su último aviso, Jungkook lo besó, lo besó como aquella noche de su cita, antes de irse. Lo besó como si se estuviera ahogando y solo Taehyung pudiera proporcionarle aire.

Taehyung estaba apoyado solo en los codos, pero la mano en su nuca lo sostenía mientras su boca era devorada. Y esa era la única palabra que Taehyung podía usar para describir como lo estaba besando Jungkook.

Lo estaba devorando.

Los labios de Taehyung se abrieron, sin necesidad de convencerlo, y la lengua de Jungkook se deslizó dentro, provocando a la contraria, jugueteando entre ellas, mientras la mano del azabache se aferraba con más fuerza a su nuca. Jungkook sabía a pasta de dientes y él se estaba mareando.

Le salió un gruñido del alma al azabache mientras empujaba a Taehyung, provocando que se cayeran por completo en la cama.

En el momento que la cabeza de Taehyung tocó la almohada, un pequeño brote de pánico lo hizo quedarse sin aliento.

—¿A donde iba todo esto? —pensó Taehyung.

La hermana de Jungkook estaba a lado de su recámara y sus padres en el piso de arriba, pero todos esos pensamientos se esfumaron cuando Jungkook bajó la intensidad y lo volvió a besarlo con suavidad, mientras le acariciaba la mejilla. El pánico desapareció y Taehyung ya no pudo pensar en nada coherente.

Jungkook estaba encima de él, y Taehyung quería sentirlo, sentir su peso, y sentir su sexo con el suyo, una vez que esa necesidad le quedó clara, le surgieron emociones contradictorias. ¿Era demasiado? ¿O no lo suficiente? Jungkook le mordisqueó el labio inferior, logrando sacarle un gemido más.

Taehyung decidió que no era suficiente.

En un acto de valentía, dejándose llevar por el deseo, Taehyung metió sus manos por debajo de la playera de Jungkook, a lo que el azabache se sobresaltó, mientras que los deseos de Taehyung recorrían su piel suave y firme. Jungkook se quedó quieto un instante y después se apartó, el castaño estuvo apunto de preguntarle por qué, dado que por fin se había atrevido a tocarle.

Jungkook se había apartado para quitarse la playera y vayaa.

Taehyung se quedó sin aliento mientras lo contemplaba, el cuerpo de Jungkook era perfecto, sus músculos de acero, le dieron ganas de preguntarle a cerca del tatuaje y si tenía algún significado para él, pero no tenía palabras.

Jungkook apartó la colcha que cubría cubría a Taehyung, provocando que el corazón le diera un vuelco. Taehyung en lo primero que pensó fue en lo que había hecho la noche anterior en esa misma cama. Pero sus miradas se encontraron y ya no pudo ni moverse ni respirar. Jungkook se acercó hasta colocarse encima de él, sus brazos rodeándolo, haciéndolo sentir diminuto... y seguro.

𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫𝐞́.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora