Capitulo 19.

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 —¿Que hacemos ahora? —Niall nos hizo un gesto para que retrocedieramos.— Si nos atrapan, nos obligaran a llamar a nuestros padres y mi hermano irá a la carcel por darles alcohol a menores de edad.

—Tu hermano no fue muy inteligente al hacerlo. —Liam reprochó.

—Bueno, tecnicamente fui yo quien traje menores. —El rubio se rasco la cabeza nerviosamente.— De todas maneras eso no está en cuestión, debemos movernos.

—¿Portón trasero? —Musite, recordando la brecha en la cerca detrás de la casa del rubio.

Niall asintió y se giró para correr hacia el final del patio pero una voz conocida nos congelo a los cinco. Sin detenerme a pensar seguí la voz hasta el frente de la casa donde un policía estaba luchando para meter a Josh a una patrulla.

—Mierda, olvide que lo habia llamado. —Niall paso corriendo frente a mi y se trepo a la espalda del policia, intentando que soltará al castaño.

—Rubio idiota. —Murmure cuando vi al otro policia atrapando a Niall.— Esto me saldrá caro.

Corriendo hacia ellos comencé a luchar con los policias, escuché a Liam maldecir antes de que los tres se sumaran a la pelea.

Varios rasguños y gritos despues, los seis estabamos sentados en el viejo banco de madera recostado a una de las paredes de la celda, en la comisaria más cercana a la casa de Niall. Al parecer agredir a un oficial de policia es un delito bastante feo.

—Creo que hay alguien allá arriba que nos odia. —La conclusión filosofica de Niall me sacó del letargo en que me tenían las manos de Liam sobre mi cabello.— ¿Cómo es posible que nos haya sucedido algo así?

—Tenemos la mala suerte impregnada, rubio. Superalo. —Reí entre dientes.— Mejor pensemos como saldremos de aquí, no es como si pudiera llamar a mis tíos para que vengan a sacarnos.

Además de que prefería pudrirme en una celda que caer en las manos de mis enojados tíos.

—Mis padres están fuera de la ciudad y no creo que Greg tenga dinero suficiente como para sacarnos a todos.

—¿Te aseguraste de que no esta en la celda contigua? —Bromeé.— Creí ver una cabellera identica a la suya allí.

—No te pases, negro, que por ahora es nuestra única salida.

Suspiré pesadamente mientras levantaba la cabeza de las piernas de Liam y me sentaba erguido. Miré a Louis un momento, preguntandole con la mirada si tenía alguna idea.

—Mi madre y hermanas viven en Doncaster. —Se encogió de hombros.— Estoy tan jodido como ustedes.

—¿Josh? —Mire al castaño que estaba apoyado en las rejas mirando el suelo, levanto la mirada y negó con la cabeza.

—Si mi padre sabe que estoy aquí se encargará de que me retengan todo el tiempo posible. —Hizo una mueca.— El viejo no se toma bien nada de lo que yo haga, si se entera de esto estaré muerto.

—Yo puedo llamar a mi madre. —Harry levanto una mano como si pidiera la palabra.— Ella podría conseguír algo de dinero, pero no sé cuanto.

—Yo podría intentar llamar a mi tío Andrew, pero no es seguro que conteste. —Vi la mueca de desagrado en el rostro de Liam y copie el gesto, sabía de sobra que el chico no estaba contento con pedirle ayuda a su tío.

En ese momento un hombre de cabello rubio oscuro y ojos grises apareció al otro lado de los barrotes, su uniforme azul lo delató como un policia pero no era ninguno de los que habiamos atacado—amablemente. Nos observó uno por uno antes de que una amable sonrisa se extendiera en su rostro.

—Supongo que quieren hacer sus llamadas. —Pregunto con voz tranquila.— ¿Quién vendrá primero?

—Yo. —Harry reboto de su asiento y se acerco a la puerta.

—Pues, bien, tú primero. —Rió el hombre mientras abría la puerta para el demasiado alegre rizado.

Vimos a Harry perderse junto al policia por el pasillo sin decir una palabra, luego de que estuve seguro de que se habian alejado volví a dejar caer la cabeza sobre el regazo de Liam. Estaba aburrido y molestar a Niall ya no era divertido.

Luego de que Harry volviera, Niall y Liam salieron a hacer sus llamadas sucesivamente. Mientras esperaba que Liam volviera me acerque a Harry y comencé a armar sus rizos con extremo cuidado, aunque no llevaba su usual corona de flores el aroma de las mismas permanecia en su cabello.

—Mi tío viene en camino. —Liam recitó las palabras como si se tratan de ácido, rodeé los ojos.

La madre de Harry y Greg habían dicho lo mismo por lo que suponía que estaban por llegar, lo único que rogaba es que pudieran sacarnos antes del amanecer, las cosas se pondrían feas si no estaba en mi cama antes de que mis tíos despertaran.

—¡Harry! —Salté ante la voz de Anne, empujando a un dormido Harry fuera de mi regazo directo al suelo por culpa del susto.

—Mierda, Hazz, lo siento. —Me mordí una risa mientras ayudaba al chico a levantarse.

Harry sacudió la cabeza dandome un golpe en el brazo al pasar por mi lado, Niall soltó la carcajada desde el otro lado de la celda en el momento justo que Greg aparecía a un lado de Anne.

—¡Hasta que por fin apareces! —El rubio se puso de pie de un salto y se acerco a los barrotes.—

¿Nos sacas?

—Eso es lo que estoy intentando, duende. —Greg hizo un gesto a la madre de Harry que besaba el rostro del rizado entre los barrotes.— Acabamos de hablar con los oficiales que los trajeron,

¿¡Enserio agredieron a un policia!?

—Para ser exactos fueron dos. —Susurré, Greg rodó los ojos en mi dirección sin prestarme mayor atención.

—Como sea, el punto es que si nuestros padres se enteran que sus culos menores de edad tocaron una celda estaré en problemas. En español; si no puedo sacarlos hagan un pozo y vuélvanse topos.

—Solo sacanos, ¿Si? —Gruñó Niall.

Greg levanto las manos en señal de paz y no logré ver nada más porqué un jalón en mi muñeca me llevo directo a los labios de Anne, al igual que con Harry besó todo mi rostro. Escuché la risa

de Harry detrás de mi cuando intenté escapar de las manos de su madre.

—No te resistas, no lo lograrás. —Susurró el rizado antes de reir más fuerte.

—No saben cuanto me alegra que esten bien. —Anne soltó mi rostro.— Estaba preocupada, no volverán a salir solos hasta que cumplan cuarenta. —Señaló con el dedo a cada uno de nosotros, los seis.— Me aseguraré de ello.

—Uh, creo que habla enserio. —Niall susurró en mi oído, asentí dudoso.

El sonido de pasos acercandose le dió la entrada perfecta al mismo oficial que llevo a los chicos a hacer las llamadas, con las llaves en su mano y la misma sonrisa, se acercó a la puerta.

—Felicidades, chicos. Son libres. —Abrió la puerta.— Acaban de pagar sus fianzas.

Nos volteamos confundidos a ver a Anne y Greg cuando ámbos preguntaron al mismo tiempo:—

¿Quién?

—Yo. —Me giré hacia el final del pasillo y mi sangre se congelo en mis venas.— No podía dejar que mi hijo durmiera en una celda.

Besos de Miel |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora