Capitulo 32.

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Cuando era pequeño solía creer que estaba solo, nadie parecia quererme y quienes debian hacerlo preferian simplemente ignorarme. Poco a poco fui perdiendo la necesidad imperiosa de cariño o tal vez, la enterré tan profundo hasta que llegué a creer que habia desaparecido.

Comencé a perder el interés en recibir un abrazo y en cambio hacia todo lo posible por alejarme de las personas, de los demás niños.

A medida que fui creciendo y aprecieron ellos fue que me di cuenta del error que estaba cometiendo al cerrarme en mi mismo. Niall fue el primero, luego Greg, Perrie, Harry, Louis y hasta Josh, pero ninguno de ellos habia llegado a tocarme tan profundamente como Liam. Él me habia dado cariño sin esperar algo a cambio, simplemente me quiso. Para alguien como yo, eso era la cosa más extraña y sin sentido que jamás habia visto, pero a la vez la más bonita.

Pero como llegó el cariño tambien llegó la necesidad de proteger a esas personas, a mis seres queridos. Y protegerlos incluía aguantar callado todas mis penas, porque si mi boca se abría las cosas no saldrían bien. Jamás lo hacian. No era como si hubiera hecho muy bien el trabajo, de todas maneras.

Habia perdido ese fino hilo que me habia guiado por años, las puertas a mi vida parecian haber sido abiertas de par en par y la desesperación por encontrar la llave para volver a encerrar todo aquello comenzaba a desesperarme. No queria que nadie supiera mi historia, pero tampoco deseaba seguir mintiendo. Estaba demasiado confundido.

—And I'd give up forever to touch you, 'Cause I know that you feel me somehow. You're the closest to heaven that I'll ever be and I don't wanna go home right now. —La vibración acompañada de la ronca y dulce voz de Johnny Rzeznik, entonando la canción Iris, me arranco de mis pensamientos para alcanzar mi celular y mirar la pantalla. Liam.— And all I can taste is this moment and all I can breathe is your life. When sooner or later it's over I just don't wanna miss you tonight...

—...And I don't want the world to see me 'cause I don't think that they'd understand... —Canté en un

susurró mientras veía la foto de Liam parpadear en la pequeña pantalla, suspiré— Sé que tú me entenderías, pero eso no quita que sea difícil contartelo.

Cortando la llamada, escribí un rápido mensaje diciendole al castaño donde me encontraba. Habia estado toda la mañana llamandome y no solo él, todos parecian desesperados por encontrarme, pero yo no quería que lo hicieran. Habia salido de la habitación de Niall directo a la calle sin dignarme a avisar a nadie a donde me dirigia. No era como si yo lo supiera de todos modos, solo caminé hasta llegar aquí.

Bajando la mirada, observe el agua golpear las rocas creando pequeñas olas debajo del puente donde me encontraba sentado. Mis piernas colgaban hacia el vacío mientras mi espalda se apoyaba en una de las tantas, viejas y sucias, vigas que se erguian desde el suelo de tablas. Un pequeño paso hacia adelante, el más minimo empujón y mi cuerpo caeria libre directo a las turbias aguas que parecian poder destruirme en segundos.

—El puente de Londres se caerá, se caerá, se caerá... —Reí ante la ironía de esa canción en aquel momento.— El puente de Londres se caerá.* —Suspiré.— Y Zayn caerá con él.

Lástima que el puente no estaba en tan malas condiciones como para desmoronarse conmigo encima y quitarme de las manos la decisión de cuanto valía mi vida. Ya habia estado aquí antes, con la idea fija de arrojarme pero mi cobardia siempre me habia enviado nuevamente a casa con la cola entre las patas. Esta no era la excepción. No me arrojaría, debían suceder un par de cosas para que mi locura llegase a ese extremo.

No sé cuanto tiempo pasó mientras estuve sentado allí, sintiendo el cálido aire acariciando mi rostro y escuchando el sonido del agua golpeando las rocas. El sol se habia asomado entre las nubes, calentando mis huesos hasta el punto en que porfin me sentía bien. Tranquilo, si eso tenia algún sentido. El sonido de llantas arrastrandose sobre la grava del camino fue lo único que logró arrancarme de mi ensoñación.

Abriendo los ojos giré la cabeza levemente para ver a tres personas bajando del auto de Liam, con un vistazo rápido reconocí a sus acompañantes, Harry y Yaser. Genial, era hora de que la fiesta terminará. Siempre me habia gustado Shakespeare, el final tragico endulza las historias, tal vez la mía necesitaba de eso.

—¿Zayn? —Pasos acelerados siguieron a aquella voz que ya conocía tan bien.— ¿Que haces, Ángel?

—Pienso. —Me encogí de hombros, sabiendo de sobra la imagen que estaba dando al estar sentado allí.— Quedate ahí, por favor.

Liam se congelo a unos pasos de mi con una expresión confundida, le dedique un intento de sonrisa mirando sobre su hombro para ver a mi padre y a mi rizado amigo mirarnos con preocupación. Volví mi vista al agua mientras hacia un suave vaivén con mis piernas.

—Sabes, —Me mordí el labio— la última vez que estuve aquí tenía toda la intención de dar un paso al frente. Douglas lo habia hecho nuevamente, escapé. —Cerré los ojos.— Me sentía tan mal, tan sucio. Quería arrancarme la piel con las uñas, habia lastimado mis brazos con ellas. Caminé por horas, perdido, hasta que llegué aquí. Ahora que lo pienso, todo sería más fácil si lo hubiese hecho.

Liam detuvo sus pasos cuando miré hacia él pero sabía que estaba acercandose a mi lentamente. Debía decirlo todo antes de que llegará a tocarme, porque cuando lo hiciera mi boca se cerraría y no sería capaz de hacer nada.

—Te mentí, Liam. —Eso pareció llamar su atención completamente, podía sentir sus ojos clavados en mi perfil.— Tenía miedo y te mentí.

—¿En que mentiste? —Susurró mientras pasaba una pierna sobre la baranda de seguridad.

—Necesito que me perdones por eso, Liam, yo no quería mentirte pero tú querías ayudarme y no quería... —Un sollozo interrumpió mis palabras, tomé aire, Liam habia pasado las dos piernas y empezaba a acercarse, miré hacia él con los ojos empañados.— No fue una mujer, Li. Fue Douglas.

—¿Que?

—Douglas me violó, Liam. —Escuché los jadeos ahogados de Harry y Yaser pero no puse atención,

lo único que me importaba era Liam quién me observaba con una expresión de dolor.— No una, si no varias veces. Intenté mantenerme lejos de su camino, siempre mantenía la puerta de mi habitación cerrada pero él lograba entrar, no sé como lo hacía pero cuando despertaba él estaba sombre mi. —Sollocé.— Él me quitó todo. Mi inocencia, me quitó mi primera vez.

—Mierda, bebé. —Se acercó lentamente.— Ven aquí, Zayn, ven conmigo.

—¿¡Acaso me estas escuchando!? —Grité comenzando a ponerme histérico.— Te mentí, no fue una mujer, fue mi maldito tío. Arruinó mi infancia, Liam. Destruyó mi vida.

—Tu vida esta conmigo, Ángel, nadie podrá destruirla. —Susurró.— Te prometí que no volverían a lastimarte, ¿Recuerdas?

Levante la mirada con las lágrimas ardiendo en mis ojos, senti mis pestañas mojadas y pesadas. Liam extendió una mano hacia mi, rogandome con la mirada.

—Estoy sucio. —Susurré.— Ya no sirvo, si yo no existiera tú podrías conseguir un chico mejor, alguien bueno para ti.

—Tú eres bueno, bebé. —Un paso más.— No querría a otro, te quiero a ti, Zayn. Por favor, amor, ven conmigo.

Negué con la cabeza, apartando la mirada. Liam no entendía, no comprendia lo que estaba diciendole. Estaba seguro que luego de que lo pensará me daría la razón, yo ya no servia. Él debía estar con alguien mejor. Alguien puro que en verdad mereciera el cariño de Liam. Miré hacia abajo una vez más, sería tan fácil. Clavando mis dedos en las maderas debajo de mi, me arrastre un par de centimetros más hacia el borde.

—Mi vida era muy oscura, sentía que me ahogaba con cada respiración que tomaba como si estuviera hundido en algún profundo lugar donde solo podía respirar tristeza. —Suspiré.— Entonces una pequeña luz se encendió y luego otra y otra y otra. Entonces me di cuenta de que no estaba tan profundo. No se está tan abajo si aun puedes ver el cielo, ¿Verdad? —Miré hacia él intentando sonreir antes de arrastrarme un centimetro más.— Cada uno apareció como una estrella, un pequeño punto brillante que ilumino mi cielo, que me ayudo a encontrarlo. Supongo que puedo

decir que tu fuiste la Luna en él. —Suspiré.— Iluminaste un poquito cada vez, hasta que en verdad pude encontrar mi camino. Pero, sabes, en algún momento tiene que amanecer, supongo que eso es ahora.

Con un último deslizamiento me preparé para la caida.

Besos de Miel |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora