Prologo.

353 43 1
                                    

[Hace once años]

—¡Te dije que no tocaras nada, mocoso malcriado! —Zayn dio un salto hacia atrás mirando el rostro enfurecido de su tía Magda con temor en sus ojitos.

—Lo siento, tía Magda.

—Con un lo siento no arreglas el jarrón roto. —Gruñó tomando su brazo y arrastrándolo hasta un viejo armario de roble.

—No tía, por favor. No volveré a hacerlo, pero por favor no me metas ahí.

Las lágrimas empañaban su visión mientras su pequeño cuerpo se estremecía de solo pensar en ser encerrado en aquel estrecho lugar. La oscuridad no era una buena amiga, Zayn la odiaba, los monstruos se esconden en ella. Aunque a pesar de sus escasos seis años tenia la fuerte convicción de que el verdadero monstruo se encontraba jalandolo del brazo en ese momento.

—Entrarás ahí por las buenas o por las malas —Zayn soltó un suspiro tembloroso—, ¿que harás?

—Entraré. —Murmuro bajito, pasando a su tía y acomodándose en un rincón del oscuro armario.

—Que esto te enseñé a respetar mis reglas. No quiero escuchar ni un solo sonido que provenga de ti porque si lo hago, tu tío Douglas será quien se encargue de tu castigo. ¿Entendido?

Zayn asintió efusivamente mientras veía como la puerta se cerraba. Su tío solía golpearlo con un cinto, por lo que prefería los encierros al dolor en su cuerpito. Lágrimas silenciosas se deslizaban por sus mejillas mientras ahogaba los sollozos en la tela de su campera. Zayn no entendía, no comprendía porque sus padres lo habían dejado aquí, ni tampoco por que sus tíos insistían en lastimarlo cada vez que hacia algo.

Pero él era pequeño, no podia huir. Debía quedarse y soportar todo, siendo un buen niño como solía decir tía Magda.

Besos de Miel |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora