Capitulo 43.

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Me senté en la isla de la cocina con las piernas cruzadas sobre el marmól y mi mirada perdida fuera de la ventana frente a mi. La lluvia caía constante y ligera sobre el pavimento, creando un extraño brillo sobre la calle. Siempre me habia fascinado ver la lluvia caer, pero esta vez no era esa exactamente la razón por la cual estaba tan concentrado en ella.

Liam habia salido temprano por la mañana para arreglar nuestro re—ingreso al instituto, ya habiamos perdido poco más de un mes y el castaño quería que volvieramos lo antes posible o simplemente, poder guardarnos lugares para el año entrante. Y como, al parecer, era incapaz de cuidarme solo, Liam habia llamado a Louis y Harry para que me hicieran de niñeras. Lo cual nos lleva a la razón de porque estaba mirando fuera como si estuviera cayendo oro del cielo.

Louis y Harry o "la parejita arrumacos", como los habia bautizado, estaban sentados en el sofá de la sala mirando alguna tonta pelicula romantica mientras se susurraban cursilerias y se hacian caricias no aptas para todo publico. En fin, la lluvia era más interesante que verlos a ellos.

Además de que eso hacia que recordara que Liam no estaba y me ponia de mal humor.

—¿Zayn? —Levante la mirada para ver a Harry entrar a la cocina.— ¿Tienes café?

—Ni siquiera lo pienses. —Rei.— No caeré en eso nuevamente.

—Ustedes hacen un drama de todo. —Se quejó.— Te prometo que no me hará nada.

Sacudí la cabeza, no iba a cometer ese error dos veces. Harry reaccionaba mal a la cafeína, no tenía intención alguna de escuchar el parloteo constante del chico nuevamente.

—Bien. —Pusó mala cara.— Yo mismo puedo buscarlo.

Observé divertido como Harry comenzaba a revolver los muebles de la cocina. Sus ojos se disparaban de un lado a otro mientras apilaba platos sobre la mesa, rebuscando en el fondo de los estantes. Solté una carcajada cuando lo encontro, jamás habia visto una persona tan feliz por una simple bolsa de café. Pero era Harry, ya nada me extrañaba del rizado.

—¿Como se usa esta cosa? —Pregunto mirando la cafetera como si fuera un alien a punto de comerselo. Me encogí de hombros, no tenía ni idea. Liam era quien hacia el café, yo nunca habia sido fanatico de la cafeína por lo que no me moleste en aprender a usar el aparato.— No me estas ayudando en nada.

—Harry. —Llame.— Esta es una mala idea, el café te deja un poco demasiado acelerado.

—Mentira. —Nego.— Solo me pone contento, es bueno estar contento, ¿no crees?

—Seh. Si tu lo dices.

Los jazmines en el cabello de Harry cayeron sobre el oscuro marmól de la mesada, cuando inclino la cabeza para observar mejor el aparato. Sus cejas estaban fruncidas como si estuviera, realmente, analizando el funcionamiento.

—¿Que estas haciendo, Harry? —Voltee la mirada, encontrandome con la figura de Louis de pie en la puerta que daba a la sala.

Harry dio un pequeño saltito, dandose la vuelta escondio la bolsa de café detrás de su espalda.

—N—nada. —Tartamudeo.

Louis levanto una ceja.— ¿Que tienes en la espalda?

—¿De que hablas?

—Sabes de que hablo. —Louis sonrió.— Muestrame tus manos.

Harry sacó la mano izquierda y le mostro la palma a Louis antes de esconderla y hacer lo mismo con la derecha. No pude evitar reir ante eso, Louis me dio una mirada divertida antes de acercarse al rizado.

—No te hagas el listo, niño. —Sonrió.— Muestrame ambas manos.

—Tu ya has visto mis manos, Lou.

—Estas escondiendo algo y espero que no sea café o te irá mal, jovencito.

—Uh, Louis "Malote" Tomlinson.

—Muestrame tus manos.

El timbre sonó en ese momento y rápidamente baje de la isla, mis pies descalzos sonaron sobre el suelo de ceramica.

—Voy yo. —Avisé mientras salía de la cocina, escuchando las pateticas excusas de Harry.

Sonriendo, abrí la puerta. Mi sonrisa cayó cuando una mano me jaló del brazo, sacandome de la casa. Mis pies tocaron el suelo humedo enviandome un escalofrío por todo el cuerpo mientras me retorcia intentando escapar del agarre en mi cintura.

Intenté gritar, pero una paño blanco cubrio mi boca. Podía escuchar la conversación de Louis y Harry en la cocina pero no era capaz de librarme para poder gritarles por ayuda. Mi mundo comenzó a hacerse borroso cuando un dulce aroma inundo mis pulmones. Seguía intentando escapar pero podía darme cuenta de que mis intentos eran muy debiles.

El pánico me inundo. Quería a Liam. Liam me prometió que nada me sucedería, que nadie me tocaria. Lágrimas calientes brotaron de mis ojos mientras la oscuridad me tragaba, mi último pensamiento fue cuan enojado estaría Liam cuando llegará a casa y yo no estuviera allí.

Besos de Miel |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora