Ojos color miel me observaron cuidadosamente, un rastro de miedo brillaba entre las pequeñas vetas doradas de sus orbes. Sabía que Liam tenía miedo de lastimarme, temor a desenterrar todos los recuerdos y a pesar de mi momento de valentia yo mismo podía sentir un nudo comenzar a formarse en mi estomago. No le temía a Liam, en verdad quería esto. Mi mayor temor era la forma en que reaccionaría a sus caricias, no poder controlar mi maldita mente cuando todo comenzara.
Pero habia decidido no esperar más, no quería hacerlo. Esa noche sería uno con Liam, uniria lo único que aún seguía separado. Nuestro cuerpos.
Soltando un tembloroso suspiro, guie mis pensamientos lejos de mi pasado. No era Douglas quien estaba aquí, era Liam, mi amor. Era su musculoso cuerpo el que se cernía sobre mi, su calor acariciandome la piel, su corazón acelerado golpeando mi pecho e igualando los latidos del mío propio y sus preciosos ojos miel mirandome con una increible adoración.
—¿Estás seguro, ángel? —Una cálida mano acuno mi mandibula.— Sabes que puedo esperar.
—No quiero esperar, Li. —Susurré, sintiendome ansioso.— Quiero ser tuyo, totalmente.
—Tu ya eres mío, hermoso. —Sonrió acercandose y rozando nuestras narices.— Arrancaré la cabeza de cualquier idiota que intente alejarte de mi.
—Suenas como un oso gruñón.
—Me puedo convertir en uno si tocan lo que es mío. —Besó la punta de mi nariz.— Y tú, Zayn Malik, me perteneces.
La mano que sostenía mi mejilla se alejó para hundirse en la almohada, al lado de mi cabeza, sosteniendo el peso de Liam mientras su mano izquierda bajaba por un lado de mi cuerpo, acariciando mis costillas lentamente y deteneniendose en el dobladillo de mi camiseta.
Sus ojos se encontraron con los míos mientras sentía la suave tela siendo retirada, centimetro a centimetro mi abdomen fue haciendo su aparición. Muchos de los moretones que se encontraban allí habian desaparecido, dejando solo cicatricez decorando mi piel. Sus nudillos me rozaron tan ligeros como una pluma, logrando que me estremeciera en busca de más contacto.
—Liam... —Me quejé de su lentitud, él solo me sonrió antes de bajar la cabeza y apoyar sus labios sobre los míos, suave y tierno.
—No desesperes. —Susurró.— Quiero disfrutar esto al máximo.
Su mano ascendió bajo mi camiseta, deteniendose en mis costillas y trazando su forma como si fueran lo más facinante en el mundo. Tenía la leve impresión de que cuando Liam terminara su exploración estaría retorciendome bajo su tacto. Sus dedos encontraron mi pezón, atrapandolo entre el indice y el pulgar lo jaló produciendo una corriente electrica que recorrió mi cuerpo hasta terminar en mi entrepierna, gemí alto.
Girando la muñeca retorció el pequeño brote observando mi rostro cuando mi boca se abrió en un jadeo. Apartando la camiseta bajó su cabeza hasta mi pecho, tomando mi pezón entre sus labios, chupando y mordiendo suavemente, mi cuerpo temblaba por culpa de las sensación. Es increible como un pequeño punto puede hacerte tamblar tanto.
—Eres muy sensible. —Susurró Liam golpeando con su cálido aliento mi húmeda piel.— Me encanta.
El material de mi camiseta crujió cuando Liam la quito sobre mi cabeza, estaba casi seguro de que las costuras se habian hecho trizas ante el jalón. Grandes manos se aplastaron contra mi pecho, la suave piel raspo mi abdomen mientras Liam subia y bajaba las caricias, llegando a mis pezones para tirar de ellos antes de bajar a mi cadera nuevamente.
Cerrando los ojos sentí los labios de Liam sobre los míos moviendose en una dulce coordinación con su cadera contra mi creciente erección. Su boca bajo a mi cuello y sus manos se deslizaron por mis muslos, abriendo cuidadosamente mis piernas para acomodarse mejor entre ellas, obteniendo una mejor fricción.