Capitulo 41.

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 —Debemos hacer algo. —Gruñó Liam mientras acercaba una silla y se sentaba a mi lado.— No podemos simplemente dejar pasar esto. Ese enfermo consiguio el número de mi casa y ha estado acosando a Zayn, tiene que haber alguna ley contra eso.

—Lamentablemente no hay ninguna. —Yaser pasó la mano por su cabello, lineas de preocupación rodeando sus ojos.— Las llamadas por telefono no van contra la ley, Liam, solo podríamos denunciarlo si intentara algo.

—¿Entonces que? —Espetó.— ¿Esperaremos hasta que Douglas lastime a Zayn?

Baje la mirada a mis manos retorciendo mis dedos mientras los escuchaba hablar. Yaser habia llegado poco despues de que Niall se fuera, y desde ese momento habia estado discutiendo con Liam la mejor manera de actuar con respecto a Douglas.

Ambos estaban ignorandome, aun no tenía bien definido como eso me hacia sentir. En parte estaba aliviado al no tener que tomar decisiones, ya que por lo general siempre me equivocaba cuando lo hacia. Además de que estaba seguro de que Yaser y Liam verían por mi bienestar, eligiendo lo mejor.

Pero, vamos, es mi vida. Por lo menos tener la cortesía de preguntarme. Pero no, los dos tontos

preferian ignorarme tomando decisiones en mi nombre.

Hablando de bipolaridad.

—No, porque Douglas no va a acercarse a mi hijo nuevamente. —La voz de Yaser tenía un filo peligroso que no quise analizar.— Creo que lo mejor que podemos hacer es que Zayn venga conmigo a casa.

—Zayn esta bien aquí. Yo puedo protegerlo.

—No estoy poniendo en duda que eres capaz de protegerlo, pero esto es más grave que un simple matón escolar, Liam. —Razonó.— Zayn estaría mejor en mi casa, donde siempre hay alguien cerca para poder vigilarlo.

Mis pequeñas uñas se clavaron en mi palma al escuchar aquella frase. No me gustaba que estuvieran decidiendo donde me quedaría sin pedir mi opinión, como si fuera un niño pequeño el cual no puede decidir por si mismo. Pero el hecho de que quisieran mantenerme vigilado, eso ya era algo que no permitiria. Habia vivido con Douglas por diecisiete años, sabía que no se detendría ni aunque el ejercito entero estuviera protegiendome.

Él llegaría a mi. De una u otra forma, lo haría.

—Puede que tengas razón. —La voz de Liam me sacó de mis pensamientos, parpadeé hacia él.

—Tengo razón. —Se jactó.— Solo quiero protegerlo, Douglas no llegará a él estando bajo mi protección.

Negué con la cabeza mientras me ponía de pie y salia de la cocina, podía sentir sus miradas fijas en mi espalda cuando abrí la puerta y salí. Los escalones resonaron bajo mis pies mientras me apresuraba hacia la habitación de Liam.

Siempre habia sido tratado como una jodida carga. Como si todo lo que viniera de mi no fuera

más que basura. Magda siempre repetía, una y otra vez, que yo era un idiota. Que mi opinión no importaba. Estando sentado allí, en medio de la cocina escuchando a esos dos discutir me trajo nuevamente esas palabras.

Tal vez Magda tenía razón. Era un idiota.

¿De que me valía siquiera intentar huir? Douglas me encontraría, me golpearía y tal vez, si tenía suerte hasta terminaba con la mierda de vida que llevaba. Estaba harto. Harto de llorar, de huir, de esconderme como si fuera un maldito ladrón. Si las cosas debian ser así, si el destino lo habia decidido así, no me opondría más.

Estaba tan roto y destrozado que comenzaba a dudar que Liam pudiera hacer algo conmigo. Era como si la vida se estuviera burlando de mi. Cuando las cosas comenzaban a ir bien, mejorando, todo se iba a bajo en un momento. Podía sentir el cansancio de ver como mi felicidad se desmoronaba frente a mis ojos en un segundo.

Yo no estaba hecho para ser feliz. Fui tonto al creer que podía serlo.

Dejandome caer en la cama de Liam, jalé las sabanas, acurrucandome en un rincón y observando la luz del sol desaparecer para dejar paso a la oscuridad. Me sobresalté cuando la luz de la habitación se encendió, una mano calida acaricio mi cabello.

—¿Que sucede, ángel? —Liam acercó su boca a mi oido, acariciandome con sus labios.— ¿Te sientes mal?

Negué con la cabeza.

—¿Me dirás que sucede? —Lo miré.— Tu padre esta preocupado, corazón, saliste sin decir nada.

—No parecían querer escucharme. —Susurré.

—¿De que hablas?

—Estaban ignorandome. —Volví a mirar la ventana.— Ni siquiera me preguntaron si quería irme o no, solo lo decidieron.

—Tú tienes la última palabra, bebé. —Susurró, tomandome de la cintura para acercarme a su cuerpo.— Nosotros solo queremos protegerte, a Douglas se le hará más dificil llegar a ti en una casa donde tendrás personas a tu alrededor constantemente, aquí solo somos tú y yo.

—¿Tú quieres que me vaya? —Mis ojos se empañaron cuando lo miré.

—Claro que no, cariño, si fuera por mi te ataría a mi lado y jamás te dejaria ir. —Besó mi mejilla suavemente.— Pero tambien quiero que estes a salvo, y si lo estarás en casa de Yaser, iré a visitarte todos los días.

—No me quiero ir, Li, quiero quedarme aquí contigo. —Me volteé, enterrando mi rostro en su pecho.— Douglas no se va a detener solo porque me vaya, él llegará a mi.

—No lo hará.

—Si, lo hará. —Afirme.— Jamás se rindé. Él no se rendia cuando cerraba la puerta de mi habitación, tampoco cuando me escondía, él siempre me encuentra, Li. Siempre me encuentra.

Enredo los brazos a mi alrededor cuando mi cuerpo empezó a temblar. Tenía miedo, mucho miedo. Liam me apretó más cerca, asegurandome en un murmullo que nada me pasaría. No sé cuanto tiempo estuvimos allí, pero mis ojos ya se estaban cerrando cuando escuche la voz de Liam en mi oido.

—Hay una manera de detener a Douglas, angel.

—¿Cual? —Parpadeé hacia él.

—Que lo denuncies por lo que te hizo. —Susurró, comencé a asentir pero él me detuvo.— Si lo haces, deberas contarle todo a un juez, cariño, ¿estás listo para ello?

Besos de Miel |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora