Capitulo 22.

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   —¿Hablar? —Fruncí el ceño.— ¿De qué?

—Es algo complicado. —Suspiró cerrando los ojos antes de hacer una mueca con los labios.—

¿Porque no te das una ducha y hablamos mientras desayunas—almuerzas?

—Uh. —Asentí confundido.— Bien, pero no tengo que ponerme.

—Eso no es un problema. —Me trague una queja cuando se puso de pie, quitandome su calor.— Ven, hermoso, busquemos algo que te quede.

Liam se pusó de pie acercandose a al armario en un rincón de la habitación y abrió las puertas, dejandome ver sus bronceados musculos mientras se inclinaba para buscar en su ropa. Podía ser un ignorante en cuestiones de sexo pero sabia bien como apreciar un buen trasero cuando lo veía y eso que se marcaba bajo el fino material negro de los boxer de Liam era de primera calidad.

Liam me miró sobre su hombro y sentí que mis mejillas se encendían cuando una sonrisa se formo en su lindo rostro. Bien, el chico me habia atrapado mirandole el trasero tenía todo el derecho de encenderme como un tonto semaforo.

—Levantaté, Zayn, no me obligues a ir por ti. —Liam movió las cejas en mi dirección y tuve que bajar la mirada al sentir mi rostro arder, el castaño rió entre dientes antes de acercarse a mi con paso lento.— Te lo advertí, bebé.

—Espera, espera, espera. —Levante las manos deteniendo al castaño que estaba listo para

levantarme en brazos.

—¿Que sucede?

—¿Donde esta mi ropa? —Fruncí el ceño mirando la habitación en busca de ella.

—En la lavadora. —Contesto como si fuera obvio.

—¿Y como, exactamente, se alejo de mi cuerpo?

—Uh, talvez tuvo un poco de ayuda de mi parte. —Sonrió a lo que puse mala cara.— En mi defensa, tienes el sueño más pesado que haya visto.

Lo miré por unos segundos antes de enseñarle la lengua, no tenía defensa ante eso. Era verdad, Niall ya se habia quejado anteriormente de que soy como una roca una vez que me duermo.

Fruncí el ceño antes de mirar hacia abajo, a mi pecho descubierto lleno de cicatricez horribles. Mis ojos se llenaron de lagrimas cuando logré alcanzar el edredón y cubrir la desagradable vista.

Tenía ganas de llorar, mi pecho dolía al saber que Liam las habia visto. Si, él ya las habia visto anteriormente pero yo estaba viendo su rostro en ese momento, cuando quito mi ropa no. Tal vez ahora que habia visto bien mi cuerpo se habia dado cuenta de lo asqueroso que era, que no merecia la pena. Tal vez...

—Oh, no, no. —Liam me jaló a sus brazos.— Ni siquiera comiences a pensar en eso.

—Soy asqueroso, Liam.

—No eres asqueroso, bebé, eres el chico más hermoso y sexy que he visto en mi vida.

—Eso es mentira, hay chicos verdaderamente lindos en el instituto.

—¿Me estás llamando mentiroso? —Elevo una ceja hacia mi.

—No. —Negué.— Pero...

—Pero nada, ángel. —En un movimiento rápido me acosto sobre la cama y se coloco sobre mi, sosteniendose con los brazos a los lados de mi cabeza.— Eres hermoso, Zayn, el ser más precioso que he visto en mi vida, tanto fisicamente como sentimentalmente. —Acerco su rostro al mío, besando mis labios suavemente mientras una de sus manos se deslizaba hacia mi pecho y quitaba el edredón. Su tibio tacto acarició mi piel obligandome a cerrar los ojos ante el placer de su calor, sus dedos repasaron las cicatricez que encontraron mientras sus labios me distraian.— Estas, son las pruebas de lo valiente que eres.

—No soy valiente, Liam, soy un cobarde.

—Si que eres valiente. Zayn, si yo fuera tú ya me hubiera rendido. —La palma de su mano se ubico en el centro de mi pecho.— Despues de todo lo que has pasado, sigues aquí, alegre y perfecto, y no sabes cuanto te admiro por ello.

—¿Me admiras?

—Mucho, bebé. —Besó mis labios una vez más antes de secar un par de lágrimas que se habian escapado a mis mejillas con sus pulgares.— Vamos, pequeño, arriba.

Tomandome de la cintura me puso de pie y tomo un conjunto de ropa de la cama que no habia visto. Luego de enseñarme el baño me dió la ropa y sé escabuyó por la puerta, murmurando algo parecido a: "Necesito un baño frío, urgente."

Quitandome los pegajosos boxers me metí en la ducha, tomandome mi tiempo en lavar cada parte de mi cuerpo. Me obligue a no mirar demasiado mi cuerpo, donde las cicatricez lo marcaban, a pesar de lo que Liam decia yo las sentía más como un recordatorio de todos los años malos que habia pasado. La idea de hacerme un tatuaje volvió a mi mente y desee que mis dieciecho se apresuraban mientras secaba mi cuerpo con una suave toalla.

Tomando la ropa que Liam habia elegido para mi, me coloque los boxers blancos rápidamente antes de tomar los pantalones de chandal grises, no pude evitar quedarme mirandolos. Eran malditamente grandes y cuando me los probe no paraban de caer por mis piernas, por lo que los descarté. Metí la cabeza dentro de la sudadera azul de Liam descubriendo, para mi agrado, que me llegaba pasando el medio muslo.

Con una mirada al espejo del baño me resigne a la apariencia de haber caido dentro de la ropa. Suspiré resignadamente antes de voltearme y salir del baño, cruzar la habitación de Liam y bajar las escaleras.

—¿Liam? —Musite cuando llegué a la primer planta, no sabia donde quedaba la cocina.

—Aquí. —Liam salió de un pasillo cercano, vistiendo unos pantalones de chandal negros y una sencilla sudadera blanca, su cabello castaño húmedo y parado en todas direcciones.

—Me siento tonto. —Levante las manos para que viera que las mangas me quedaban largas, él rió entre dientes.

—Te ves tierno. —Tomó la tela sobrante que colgaba de mis manos y las jaló hasta su espalda, obligandome a abrazarlo.— Esa sudadera te queda perfecta.

—Me queda grande. —Reí cuando besó mi cuello.— ¿No encontraste nada más pequeño?

—Si, pero esa es mi favorita y moría por vertela puesta. —Hizo una cara infantil que me hizo sonreir.— Me gusta verte con mi ropa.

—Me gusta usar tu ropa, tiene tu perfume.

—Eso me gusta, es algo así como marcar territorio. —Rió mientras me jalaba por un pasillo.— Vamos a comer.

Entrando a la cocina, mis ojos se abrieron de par en par al ver la mesa llena de comida. Parecia haber suficiente como para alimentar a una pequeña ciudad. Miré a Liam con curiosidad pero él solo sonrió antes de señalar una silla.

Tomando asiento a mi lado me incito a tomar todo lo que quisiera, en verdad tenía hambre por lo que comí casi todo lo que me dió.

—¿De que querias hablar? —Pregunté al recordar la conversación en la habitación.

—¿Eh?

—Dijiste que debiamos hablar, ¿Que sucede?

—Ah, eso. —Asentí viendo como tomaba un trago de su café antes de mirarme sobre la taza.— Bien, sé que esto es apresurado y que hace poco que nos conocemos y recién esta mañana te pedí ser novios y que lo nuestro va más rápido de lo normal...

—Liam. —Lo corté, temiendo que se desmayará si seguía hablando sin respirar.— Ve al punto.

—¿Te quieres mudar conmigo?

Besos de Miel |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora