Dos semanas despues...
—¿Hola? —Apoyé el telefono sobre mi hombro, apretandolo con mi barbilla mientras intentaba quitar los restos de la cena de un pálido plato de porcelana. Fruncí el ceño cuando nadie contestó.— ¿Hola? ¿Hay alguien?
Una respiración entrecortada rompió el silencio de la línea, causandome un temblor que recorrió cada hueso de mi cuerpo. Dejando caer el plato dentro del agua del fregadero, escuché atentamente intentando identificar algo más allá del sonido de mi acelerado corazón latiendo en mis oidos.
—¿Q—quien es? —Musite, mi mano tembló mientras la levantaba para tomar el aparato con más firmeza.— ¡Contesta! ¿Quien eres?
Mis nervios estaban a flor de piel, no era la primer llamada de ese tipo que recibia. Empezaron luego de que hubieran arrestado a Bruno por atacarnos en el hospital y que mis padres hubieran iniciado la demanda por mi custodia. Cada día, alrededor de la misma hora, el telefono sonaba; la línea se quedaba en silencio por unos minutos y luego cortaban. Era la primera vez que escuchaba algún sonido desde el otro lado.
—¡Contesta!
—Él no puede estar siempre contigo, Zayn. —Ronca y pesada, la voz de Douglas flotó atráves de la línea.— Tarde o temprano te atraparé...
—No. —Negué con la cabeza, sintiendo como mi cabello rozaba mi frente.— ¡No! ¡No! ¡No!
Una risa digna de la más sadica pelicula de terror ocupó la línea mientras gruesas lágrimas recorrian mis mejillas. Esto no podía estar pasandome, Douglas no podía estar tan loco. ¿Que jodidos le sucedía al hombre? ¿Porque rayos no me dejaba vivir en paz? ¿Tan malo era que no merecia un poco de felicidad?
—Hey, hey. —Los brazos de Liam me rodearon por la espalda, dandome un calido abrazo.— ¿Que sucede, ángel?
—Do-Douglas. —Susurré moviendo el aparato en mi mano.
El cuerpo de Liam se puso rigido detrás de mi, tomó el telefono arrancandolo de mis dedos antes de llevarselo al oído. Escuché sus gritos, sentí su furia irradiar de su cuerpo cuando dio un paso atrás alejandose de mi. Podía sentir su nerviosismo mientras caminaba por la cocina con pasos pesados, sus manos convertidas en puños mientras iba de un lado a otro.
Aferrandome a la isla, sentí el frio caracteristico del marmol atravesar mi piel, colandose en mi cuerpo poco a poco. Mis nudillos se volvieron pálidos mientras me dejaba caer al suelo de rodillas. Mi mano derecha cerrada en un puño sobre la pierna de mi jean, la otra seguía sobre la fría mesa.
Mis ojos repasaban las separaciones de la ceramica, como si fuera la cosa más interesante por ver. Mi mente giraba intentando concentrarse en cualquier cosa menos en el pasado, fallando pateticamente en el intento.
"—Has sido malo, Zayn —Di un paso vacilante hacia atrás, mis rodillas chocando contra el borde de la cama.— Yo mismo te enseñare una lección.
—P-perdón. ——Susurré, mi voz temblando bajo mi aliento. Mi cuerpo se estremeció cuando una sonrisa escalofríante apareció en su rostro.
—Pedir perdón no basta. —Avanzó hacia mi, atrapando mi brazo en un rápido movimiento.— Deberas ser un buen niño ahora."
—No soy un buen niño. No soy un buen niño. —Negué con la cabeza, las palabras ahogandose con mis sollozos.— ¡No soy un buen niño!
"—Dime que te gusta, Zayn. —Su cuerpo pesado se movió sobre mi, su boca a centimetros de mi odio.— Vamos, dilo.
—No. —Musite, mi vista fija en el techo sobre nosotros.