3. Atardecer caliente.

18.3K 1.2K 466
                                    

Luna.

La alarma sonó a las cinco de la mañana y me levanté casi saltando al pensar que llegaba tarde.

Pedí el desayuno a recepción por el teléfono y mientras me cambiaba mi hermano llamó a la puerta para ver si había despertado.

Me acordé de la noche anterior, dormí cuatro horas por tener que haber ido a acompañar a Federico a la casa de...Lidia, si, así se llamaba.

Creo que son novios desde hace bastante tiempo pero mantuvieron su relación con un bajo perfil, casi en secreto me atrevería a decir.
Era algo muy poco común, no haber conocido a la hermana de Lidia ni saber de ella durante tanto tiempo.

Tampoco es que me importara pero, por lo menos me hubiera comentado que la hermana de su novia estaba seleccionada para el mundial de Drif en Nascar.
Solo digo, me parece bastante relevante.

Pero a quien le importa mi opinión ¿No?

Tampoco éramos desconocidas, éramos casi famosas y, aparentemente, ninguna de las dos sabía siquiera de la existencia de la otra.
Era un caso de uno en un millón, algo imposible pero pasó.

Y lamentablemente es irreparable.
Porque parece que lamentablemente esa chica no va a salirse fácil de mi vida. Y es lamentable porque es insoportable.

No pienso llamarla para arreglar los daños de su coche, ha ganado primeros lugares veces incontables y de seguro le sobra el dinero. Incluso, soy la primera que le empieza a pisar los talones.
Y la primera en entrar a las carreras a tan "avanzada" edad, hablando de no saber manejar, claro. 

Pero deben aceptar que tengo un talento nato, el cual desarrollé después de descubrir el mundo de formula1 y obsesionarme con las carreras. Y luego cuando descubrí el Drif me volví incontrolable.
Volví loco a mi hermano y mi abuela para llegar a pisar boxes y conocer esos lugares en persona.

Después el cómo aprendí a manejar, eso ya es otra historia.

Y si quería seguir así me tenía que apresurar así que, junto a Fede llegamos a la pista y empecé a prepararme para la clasificación de puestos. 

Fue una mañana larga, crucé miradas con la número 69, Cony. Eso fue lo siguiente más relevante en el día después de que quedará en primer puesto gracias a mis puntos.

Estaba subiendo mis números desde que llegamos a Mónaco y eso me subía junto a mi ego.

No voy a negar que se lo presumí solo un poco a Cony cuando subimos a las tarimas para la foto final.

Cuándo iba de camino a los vestuarios me crucé con un piloto que pensé que me había olvidado o simplemente pensé que ya no corría después de lo que sucedió entre los dos.

—Buena carrera —comentó mientras caminábamos en un pasillo. Lo miré pero no le contesté nada—, ya te he dicho Ramos, ascender tiene sus consecuencias.

Me confundió más lo que dijo que su cara de querer intimidarme.

—¿A qué te refieres? —pregunté seria.

—A que tú, Eduarte y ese tal Paurre van a caer así de rápido cómo subiste.

Esos eran los apellidos de los 3 primeros puestos ganadores.

—¿Me estás amenazando? —pregunté juntando las cejas.

—Tómalo cómo quieras, presiosa —se "despidió" y entro al vestuario de hombres.

Me dió asco solo de ver cómo intentó ver lo que había dentro del vestuario de mujeres.

Voy a dejar de preferir usar los vestuarios a un camerino especial.

Ganar Su Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora