38. Inesperadamente esperado.

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Luna.

En la cena noté que Cleo estaba incómoda.
No se metía en ninguno de los temas y eso era raro, no porque ella hablara mucho, todo lo contrario. Pero cuando Lidia o su padre se dirigían a ella, prácticamente evitaba hablar y eso me parecía raro.

Todo apuntaba que era culpa del amiguito de Cony.

Cleo se puso así después de que él preguntara algo sobre una tal Valeria.
Mujer la cual con mi super deducción, me dí cuenta de que podría ser su madre.

—¿Qué pasó con tu madre? —le pregunté a Cony apoyando mi cabeza en su hombro para no hablar tan alto.

—No sé —respondió y se aclaró la garganta—, no quiero hablar sobre eso con Cleo.

—¿Por qué?

—Creo que le quiero dar su espacio, al menos por ahora.

Asentí lentamente y me volví a enderezar.

Miré el cuello de Cony sin que se diera cuenta y pensé en el collar que le faltaba.

Se me revolvió el estómago y esperé a que no se preocupara demasiado por no encontrarlo.

Mañana sería un día importante, y en todos los aspectos.

La cita antes de la clasificación era lo que más me tenía preocupada.

Era un gran paso para mí, y lo quería dar por Cony.

Ella me había pedido ser más de lo que somos y yo le pedí tiempo, pero después de pensarlo mucho supe que daba igual el tiempo que pasara, yo no tenía en mis planes separarme de ella.

—¿Viste lo de Issac y Erik hoy? —me preguntó Cony llamando mi atención.

—Algo raro se traen, desde el día que fuimos a la mansión de los Paurre los noto con tensión entre ellos.

—¡Exacto! Pensé lo mismo en cuanto los ví —dijo y parecía que había contenido decir eso por mucho tiempo—, ¿Te acuerdas cuándo le preguntaron a Issac sobre si tenía novia en una entrevista?

Me miró y asentí conteniendo una sonrisa.

Ese día también había sido el primer día que me dejó darle un beso.

—Se notó incómodo y un poco más y estaba rojo —comentó y pegó la espalda a la silla, lo que me hizo ver su plato de reojo. Iba por la mitad y eso era una buena señal—, sería increíble que esa supuesta "chica" sea Erik.

—¿Y qué tiene que ver con la carrera de hoy? —pregunté ladeando la cabeza.

—Vos hiciste lo mismo cuando me dijiste que estabas loca por mí —se encogió de hombros y me quedé viéndola sin entender—, me dejaste ganar, idiota.

Desvié la mirada con un poco de vergüenza y me encontré con Cleo.

—Son tan lindas. —hizo como que se limpiaba una lágrima imaginaria y solo me reí.

—¿La dejaste ganar? —me preguntó Fede y me tapé la cara con una mano.

Ay por dios, alguien que me ahorque.

De preferencia Cony.

Y si es posible, que sea con sus piernas.

—Peleé por el primer puesto con ella toda la carrera —solté estresada por la vergüenza—, solo me cansó, desaceleré un poco y me rebasó.

Me crucé de brazos y Cony negó con la cabeza.

—Eso fue estúpido —soltó dejando los cubiertos en el palto y me miró—, muy estúpido.

Ganar Su Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora