53. Como sus ojos.

11.6K 940 657
                                    

Cony

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cony.

Todos estamos de acuerdo en que Luna es una de las mujeres más maravillosas que pisaron el planeta...

Pero después de todo el tiempo que pasé junto a ella, me di cuenta de que es una caprichosa.

—Debemos apresurarnos si queremos llegar temprano. —dije y suspiré.

—Pero mira lo lindos que son —se pegó a la vidriera y rodé los ojos— ¿No te da pena verme sufrir?

—Tienes todo un clóset solo para tacones, Luna. —dije con diversión.

—Pero esos ruegan por estar en mis manos —comentó—, como cualquier cosa...

—Ay por Taylor —cubrí mi rostro—, necesito paciencia.

Saqué mi mano de mi cara y miré la entrada de la tienda.

Ya habíamos malgastado demasiado tiempo en ir a tomar un helado en el centro comercial, pero ver su emoción me convenció.

—Entramos, te los pruebas y nos vamos. —dije apuntándola con mi dedo índice.

—Como si fuera a hacerte caso. —rodó los ojos.

Levanté las cejas y me crucé de brazos.

Mantuvimos la mirada hasta que apretó los labios y no pudo contra mí.

—Esta bien —soltó y suspiró—, pero al menos veinte minutos.

Terminé aceptando, solo porque me dio pena.

Cuando entramos sentí el olor a nuevo y a tienda cara, cosa que de cierto modo me gustaba, pero me asustaba.
Considerando lo torpe que era, un lugar lleno de cosas que salen más que mi alma; no era buena idea estar ahí.

—¿Quieres algo? —me preguntó y me guío por la tienda, tomando mi mano.

—No gracias, no tengo complejo de Jirafa. —comenté mirando todo lo que había.

Pronto una muchacha nos atendió y le entendí por milagro de dios.
No sé porqué, pero a pesar de que el inglés era uno de los idiomas que más usábamos, no me salía.

Luna se probó un par de botas negras. Cosa que agregó al "carrito", porque siguió buscando otras cosas.

Mientras a mí, cuando paseaba por la tienda, me robaron unos minutos para tomar unas fotos y autógrafos.

Seguía sintiendo la misma emoción tonta cuando me pedían algo con mi firma, ya que no creía que eso fuera tan importante para alguien.

—Lidia ya debe estar en el autódromo. —comenté con algo de nervios.

—Sí —Luna ladeó la cabeza—, respecto a eso...

Estábamos esperando a pagar, por lo que la señorita del mostrador llamó nuestra atención, interrumpiendo lo que Luna diría.

Ganar Su Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora