Cony.
Desperté con toda la motivación del mundo.
Era una de las pocas veces que verdaderamente tenía un propósito en el día.
Y mi propósito era ganarle esa bendita carrera a Luna.
Debía hacerlo o quedaría peor que cuando anoche prácticamente la besé.
¿Ignoraría ese hecho?
Claro que sí.
Enamorarse era algo que no tenía planeado.
Eso causaría que estuviera más distraída de lo normal.
Y nadie quiere eso.
Esperé todo el día para la carrera, había salido cerca de las ocho de la mañana para firmar unos papeles en el autódromo y entrenar. Luego cuando volví al hotel me quedé ahí hasta que llegó la hora de irnos.
Iba a irme junto a Cleo, ya que papá y Lidia habían dicho que tenían que estar temprano en el autódromo para arreglar unos asuntos de la escudería.
—¿Te molesta que esté acá? —preguntó guardando la tarjeta de su habitación mientras caminábamos hacia el ascensor.
Me tomó desprevenida y abrí la boca para hablar, pero tarde en contestar porque no sabía que decir.
—En el sentido de incómoda, siento que evitas hablar conmigo. —especificó.
—No, solo es raro verte después de tanto tiempo...—me frené en la puerta del ascensor y Cleo me miró.
—Mejor vamos por las escaleras —sugirió haciéndose a un lado y acercándose a ellas—, algo que sí me acuerdo de vos, es tu claustrofobia. —comentó y sonrió divertida.
—Todavía no lo supero. —sonreí también con un poco de vergüenza.
Nos quedamos calladas unos segundos mientras bajábamos los escalones.
—No pretendo que me trates como cuando éramos niñas...ya sé que cambiamos mucho. —comentó rompiendo el silencio y me entristeció un poco.
Tal vez el que ella estuviera de nuevo con nosotras no era tan malo, sino extraño y me iba a llevar un tiempo aceptarla.
Y aunque no pareciera, una parte de mi sí estaba feliz por tenerla de nuevo.
Sabía que si había vuelto con nosotros era por algo, y una de esas causas podría ser mamá.
Y digo podría, porque había varias posibilidades de que Cleo no la hubiera soportado más, o que simplemente nos extrañara y esa fuera simple razón de que volviera.
Ya que fue la misma Cleo la que se quedó con ella porque así lo decidió, y porque quizás lamentablemente la quería más que lo que lo hacíamos Lidia y yo.O al menos eso creo.
—Me cuesta acostumbrarme a cosas nuevas. —dije.
La abracé con un brazo y froté su hombro en un intento de ser buena con ella.
Aunque demostrar el cariño no era lo mío.
—Pero después de todo sigo siendo una de tus hermanas mayores. —terminé y me devolvió el medio abrazo.
De reojo la vi sonreír y por un segundo ví a Cleo de niña.
Nos soltamos para doblar hacia un costado, aún bajando las escaleras.
Cuando subimos a mi auto y tuvo tiempo de contarme lo odiosa que era la universidad.
Se quejó de lo largos que eran los trabajos que le pedían hacer, a lo que me ofrecí a ayudarla, pero lo rechazó ya que dijo que sabía cómo hacerlos y que la vagancia era su problema.
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Ganar Su Corazón
Teen Fiction«Todo comenzó por un simple choque» Una mañana una chica iba de camino a la pista de carreras para unas practicas, pero el colmo fue que chocaran su auto por la parte de atrás. La responsable de ese choque era otra chica, una muy linda y que también...