Epílogo.

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Constanza.

De todas las maneras en las que dos personas pueden conocerse, un choque es lo último que te esperas.

Y menos, que la persona detrás del volante se convierta en el amor de tu vida...

Tuve muchos choques desde que aprendí a manejar, desde que me convertí en piloto, o demás.

Pero esa tarde en donde estaba llegando tarde a la pista, y parecía que todo iba en mi contra, un choque fue lo más inesperado que me pudo pasar.

Todavía recuerdo el impacto en el paragolpes del auto, pero ahora pienso que ese impacto no fue nada a comparación de todo lo que pasó después de eso.

Ver a esa morocha bajar de esa camioneta negra y lujosa, estando despeinada y con su ropa corta y apretada; fue algo que no pensé que se convertiría en mi día a día.

Siempre me tomé las relaciones a la ligera porque nunca me preocupé en buscar ese "verdadero amor".
Ya que tenía las expectativas demasiado altas como para encontrar a una persona que pudiera cumplirlas, y hasta pensé que con la vida tan ajetreada que llevaba, una relación seria difícil de mantener.
Incluso había aceptado que si pasaba algo, no duraría mucho.

Y resultó ser que ese choque, del que pocos están enterados en realidad, cambió mi vida.

Ya que gracias a ese choque conocí a la piloto 22, sin siquiera saber que ella era piloto y hasta incluso no sabía que era la mujer que me estaba pisando los talones.

Pasamos de ser desconocidas, a compañeras, luego a novias falsas, una pareja y por último: nos casamos.

¿Quién diría que me casaría con la mujer que aún me debe un paragolpes?

A nadie se le hubiera ocurrido tal cosa.

Pero así fue.

Terminé casándome con Luna Ramos, la piloto número 22: Dueña de cinco records en las pistas y ganadora de tres Grand Prix mundiales.

O como yo la llamo, mi morocha hot.

Y mi visión sobre el amor cambió totalmente gracias a ella. Porque esa idea de que mi vida era demasiado ajetreada desapareció en cuanto la conocí.
Ya que su vida era igual, y para bien o para mal, fue lo que nos mantuvo unidas durante todo el tiempo que yo no acepté lo que sentía por ella.

Todavía no entiendo qué es lo que veía de malo en Luna, pero estoy segura de que eran estupideces.

Porque una persona cuerda no podría odiarla.

Aprendí muchas cosas de ella, y ella de mí.
Ya que todas las veces que puede, me recuerda que sin mí, ella no puede pensar siquiera en qué es lo que hubiera hecho con su vida.
Dice que lo único que la mantenía eran las carreras, además de Fede y a la Nona, porque después de eso no tenía nada para seguir.

Sé que ninguna de las dos quiere pensar en las cosas del pasado, pero también sabemos que "todo pasa por algo", y debemos aceptar lo que fuimos y somos.

Luna es el ejemplo de que no debes rendirte, y desde que comprendí eso, puedo asegurar que pienso que todo es ligeramente más posible.

Nuestra historia tuvo altos y bajos, pero lo que nunca se puso en duda fue el cariño que teníamos por la otra.
Algo que todavía no asimilo, porque nunca había amado tanto a una persona como lo hice con ella.

—¡Cooo! —me gritó la tan nombrada desde la cocina— ¡Dejá de deprimirte leyendo y vení a ver a Trixie!

Pasaron dos segundos y despegué la vista de la ventana, porque en realidad no estaba leyendo.

—¡Dijo "Tía Nuna"! —volvió a gritar.

—¡¿Qué?!¡Es una traicionera! —grité también, alejándome del escritorio y dejé el libro que se supone que estaba leyendo.

En vez de concentrarme en la fantasía del libro, me perdí pensando en nuestra propia historia.

Después de todo también tuve mis momentos irreales con la morocha hot.

Ahora lo que queda es seguir a su lado, soportando sus bromas de doble sentido y ese egocentrismo que desparrama hasta cuando camina.

Pero lo último que podría hacer es pensar que no valió la pena.

Porque todo lo que tenga que ver con ella valió la pena para mí.

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Dedicada a todas esas personitas que buscan un amor como el de "Ganar su corazón".

A todas esas personitas que todavía creen en que existe el amor verdadero.


Los leo en los extras!

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