20. Sus cambios de humor con propuestas locas.

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Cony.

Esta vez no voy a decir que me sorprendió la manera en que se fue.

Pero no la iba a volver a buscar.

Primero, porque ella necesitaba espacio.

Segundo, no estaría corriendo detrás suyo todo el día.

Bueno, puede que sí, pero iría después de un rato porque tengo que guardarme un poco de dignidad.

Entendí en parte el enojo con el que me había tratado, pero seguía estando mal.

Pensé en que no iba a disculpase o más bien, estaba segura.

Escuché por unos segundos como Fede le contaba la situación de su abuela a Lidia.
Cleo también escuchó atentamente a pesar de ni siquiera haber cruzado palabra con Fede.
Estar en su lugar me pondría demasiado incómoda, pero desde mi punto de vista sería porque no acostumbro a hablar con desconocidos.

Me abrume al pensar todo lo que debíamos hacer ese fin de semana.

Las prácticas "formales" comenzarían, seguido de la clasificación y luego la carrera.
Todo pareció ser más cercano gracias a la inesperada aparición de Cleo.

Pero no podía cambiar nada, solo me quedaba acoplarme a la situación y esperar lo mejor.

Cómo decía el vídeo: o te acoplas o te chingas.

Solo quería correr esa carrera y olvidarme de todo en el momento en que pisara la pista.
Faltaban días y sorprendentemente no estaba tan nerviosa, sino ansiosa por la llegada el día de la carrera.

Debo admitir que me sentí mal por Luna por alguna razón.

El simple hecho de que su abuela estuviera en el hospital ya complicaba las cosas para ella.

Me puse en su lugar, y en mi caso podría ser mi padre.
Ni siquiera quise pensar como tomaría una situación así.

El día había sido largo y no voy a dejar de culpar a Cleo por eso.

También dí mi parte al dejar que Luna me besara y luego actuamos como si nada.

O más bien, casi no nos habíamos comunicado desde que ella se fue de ese estudio.

Pero hablar sobre eso solo me confundiría más, pensar el porqué no me molestó que me besara, me iba a volver loca.

Tampoco la iba a volver a buscar como cuando ella no estaba en ninguna parte en el momento que llegamos con Lidia y Cleo al hospital.

Porque para ser sincera yo misma me ofrecí a ir por ella.

Solo porque en cierto punto me preocupó.

—¿Saben cuándo saldrá del hospital? —escuché a Lidia cuando salí de mi trance y me quedé enganchada en su conversación.

—Dicen que puede estar como máximo una semana aquí, pero prefiero que sea así, está rodeada de médicos todo el tiempo y si pasara algo lo trataría de inmediato —contestó Fede y Lidia asintió dando a entender que pensaba igual—, pero conozco a Luna y no querrá salir de este hospital por más que la trate se sacar a patadas.

Esa vez fui yo la que asentí sin que nadie me viera. Concordé en qué sería tan terca que no podrían convencerla de siquiera irse a dormir por unas horas.

—Es mucha la relación que tienen con...—trató de recordar su nombre— ¿Miranda?¿Cierto? —preguntó Lidia dudosa.

—Cuando nos quedamos sin mamá y papá, fue ella quien nos cuidó por muchos años antes de venir a vivir aquí. Hicimos nuestra vida hasta que nuestro abuelo murió y de ahí volvimos a vivir con ella en España —contó serio y lo único que hice fue escuchar—, así que sí, es lo único que tenemos y Luna es muy apegada a ella.

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