ROSE RIVERS
El olor a pintura impregna en el aire mientras deslizo el rodillo por la pared. La pintura salpica mis brazos y una gota aterriza en mi mejilla. Paso la mano sin pensarlo, manchándome aún más. Miro el balde con la pintura rosa y vuelvo a deslizarlo sobre la superficie como si fuera la causa de mis problemas. Tal vez lo es. Tal vez este espacio necesita un cambio tanto como yo. Está manchada, imperfecta, como yo. Y sigo pintandola, porque a veces lo único que se puede hacer es cubrirlo todo y empezar de nuevo.Sumerjo el rodillo en el balde una vez más y lo deslizo sobre la pared sin dejar de moverme. Mis brazos suben y bajan, mi cintura se balancea y mi cabeza se inclina siguiendo el ritmo de Set Fire to the Rain de Adele.
Mi vista se vuelve borrosa y libero unas lagrimitas. Mi recámara ahora rosa me transporta a ese día en que mi madre y yo llegamos a esta ciudad con dos pesadas maletas en mano. Cuando entró a esta habitación, me dijo que sabía que odiaba este gris espantoso y que pronto la remodelariamos a mi gusto. Puede parecer insignificante, pero para mí, es un avance más.
«Lo logramos».
Dos brazos calidos envuelven mi cintura y me regresan a la realidad.
—¿Khai? —Me giro—. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Unos cinco minutos.
—¿Tanto tiempo?
—Es que mi vista es hermosa —responde con aires de coqueteo—. No podía dejar de mirarte.
Echa un vistazo al caos que hay a nuestro alrededor: latas de pintura abiertas por el suelo, trapos sucios, rodillos tirados, y plásticos manchados cubriendo cada rincón. Mi cama, el escritorio y la silla están amontonados en una esquina, desplazados para hacer espacio.
—¿Por qué no me llamaste?
—Estás ocupado estudiando para la prueba de las olimpiadas, así que no quise molestarte.
—Pero siempre tengo tiempo para ti —Toquetea mi nariz—. Descansa, yo me encargo.
..
El área de food trucks está abarrotada de familias, amigos y parejas de novios, todos aglomerados alrededor de los puestos de comida rápida. El espacio está equipado con mesas y bancos circulares. La iluminación es como un ensueño: Hileras de luces navideñas forman un patrón desde un poste y se extiende sobre toda el área. Incluso las furgonetas y árboles están decoradas con estas.
Después de unos minutos de indecisión, nos decidimos por un combo de tacos al pastor, hot dogs y una limonada fresca. Nos sentamos en un banco a la vera del mar. En silencio. La noche es un concierto de estrellas, y el frío navideño eriza mi piel.
Khai se quita su abrigo de cuadros rojos y negros, quedándose solo con una remera negra de cuello. Le agradezco con una sonrisa en cuanto me lo pasa.
—Tú también tendrás frío —comento, preocupada.
—No te preocupes. —responde, dándole el primer bocado a su hot dog.
—No es justo que, habiendo traído tu abrigo, ahora tengas que pasar frío por mi culpa —insisto—. En estas épocas no se puede olvidar esa prenda. Mamá me lo recordó mil veces antes de salir, y aun así lo olvidé. Me matará cuando regrese a casa.
Khai sonríe mientras se limpia un poco de mostaza de la comisura de los labios con el dorso de la mano.
—Eso es porque estabas demasiado emocionada con esta salida.
—La verdad, sí —la respuesta sale de inmediato, casi sin pensarlo—. No dejé de pensar en esto toda la tarde.
Él deja su pan a un lado y me observa por unos segundos que parecen eternos.
—¿Sabes? Yo también estuve pensando en esto toda la tarde.
El corazón me late un poco más rápido, y el frío parece desvanecerse entre nosotros.
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Azares del destino [Editando]
Teen FictionSon destinos que quizá no debieron estar destinados, caminos que al final del pavimento nunca debieron compartir la misma ruta, pero también son piezas que encajan más que un puzzle. PRIMER BORRADOR OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE.