Capítulo 31: ¿Hermano?

145 23 176
                                    

ROSE RIVERS

Año nuevo. 

¿Quién le diría a la Ros del año pasado que se permitiría vivir tantas experiencias? 

Nadie. 

Y aquí estoy. 

Apoyada en el hombro de Khai, rodeada por su brazo, ambos cubiertos por la misma sábana acolchada que se siente cálida. Nuestra ropa tirada en no se sabe qué parte del suelo fue a parar.

No tengo arrepentimientos. Compaginamos de una forma que es difícil de describir. Cuando nos tocamos, nos miramos y nos besamos, entendí que era la persona indicada y el momento adecuado. Ahora que hemos terminado, me doy cuenta de que, si pudiera retroceder el tiempo, elegiría tomar la misma decisión una y otra vez.

—¿Cómo te sientes? —pregunta con la misma atención y, después, me da un sonoro beso en la coronilla.

—De maravilla. —suspiro y miro el techo, pensativa.

—¿En qué piensas?

—En la vida, en lo que acaba de pasar, en todo.

—También pensé mucho sobre ello.

Pasa los dedos despacio por mi piel, enredando mechones de cabello que caen sobre mis hombros desnudos.

—Quisiera que nos quedáramos así para siempre, Ros.

—Yo también, pero creo que es tarde.

Estira la mano hacia el reloj digital en la mesa de noche. Los números rojos marcan las nueve y treinta. ¿Cómo ha pasado el tiempo tan rápido? Debo estar en casa en media hora.

—No te preocupes, mi amore —Acaricia mis labios con su dedo pulgar—. Tomamos una ducha rápida, nos vestimos y te llevo a casa.

🔮🔮🔮

Hanna, sun y yo regresamos a mi casa luego de casi dos horas de una sesión de yoga.

—¿Qué novedad hay sobre Adnan? —Sun tiene una mirada expectante y una sonrisa en el rostro, lo que reflejaba su interés en el tema—. Nos platicaste por el chat grupal que te pidió tu número la noche de la fiesta de cumpleaños. ¿Ha pasado algo más?

—Ninguna novedad... —le contesta con un tono de decepción que refleja su desánimo—. Un día me habla, al otro no. Tarda horas... y horas en contestarme, cuando lo hace, un simple mensaje en monosílabo.

Se inclina hacia adelante, arrancando uno de los hilos de la escasa grama. Su mirada perdida en el horizonte.

—¡Es un patán! Eres valiosa, él te pierde a ti —exclamo, tratando de animarla—. No pierdas tu dignidad. Trata de alejarte. Creo que deberías mostrarle desinterés.

—¡No seas tan tontita! —replica Sun con un tono de voz firme—. ¡Despierta! —Chasquea sus dedos frente a su rostro.

Hanna mueve su cabello hacia atrás y se acomoda en el césped, cruzando las piernas. Ella murmura en un tono de voz reflexivo:

—Creo que si fuera sincera con él, nuestra situación sería distinta.

Sunny suspira y se levanta, sacudiendo su ropa. Sus redondos ojos cafés brillan con una chispa de curiosidad. Pregunta:

—¿Sobre qué? —le pregunta.

Ella se queda en silencio por un momento, su respiración acelerada. Sus manos se entrelazan y su mirada se pierde en el horizonte. Me acomodo en el pasto, apoyando mi espalda en el tronco del árbol. La observo a ambas. El sol de la tarde ilumina sus rostros, creando sombras suaves en sus rasgos.

Azares del destino [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora