Capítulo 40: Buenas noticias

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ROSE RIVERS

—No metas a mi hija en esto —Papá da un paso hacia adelante, acercándose al abominable señor. Su mirada fulgurante denota una intensidad inusitada y una decisión firme de contener la crisis antes de que se desencadene un infortunio—. Este es un asunto nuestro.

—Tú tampoco debiste involucrar a mis nietos en esto. ¿Vas a negar que has estado manipulando a tus hijos para destruir otro miembro más de mi familia? —replica, mientras una mueca de desdén se forma en sus labios.

La mirada de Khai refleja su incredulidad ante la teoría conspirativa de su abuelo, en tanto Sun no muestra ninguna duda. Su postura es clara: no hay espacio para la discusión."

Khai me examina con incredulidad ante la teoría conspirativa creada por su abuelo. En cambio, Sun no muestra ninguna duda. Su postura es clara: no hay espacio para la discusión.

Mi corazón y mi mente están llenos de argumentos para defenderme, pero mi cuerpo está paralizado por el miedo. Siento que si abro la boca, no saldrá palabra alguna.

«No quiero estar aquí».

Las paredes de mi pecho se estrechan y mis ojos buscan refugio en todas partes ante esas voces distorsionadas, cada una más herida y llena de resentimiento por los hechos pasados.

La pérdida de oxígeno empuja mi respiración hasta el borde, y utilizo la técnica visual para poder salir del pánico que me arropa: miro el arroyo y el agua cristalina que fluye, luego hacia el pájaro carpintero posado en el árbol.

Abro la boca y recojo el mayor aire que puedo antes de expulsarlo por mi nariz.

«Eso es».

«Estoy bien».




-Es mejor que nos vayamos de aquí antes de que sigas causando más problemas.

El viejo permanece impasible ante la solicitud de su hijo, pero en cambio decide atacar a mi hermano en esta ocasión.

-Traicionaste a aquel que lo dio todo por ti para proteger a su asesino.

El silencio se ha convertido en el amo absoluto de la escena, ejerciendo su poderío y control sobre ellos. En este espacio, cada uno se ve profundamente conmovido, sintiendo el peso de su responsabilidad en la historia.

La mirada de Khai enturbia con furia. La ira brota a la superficie como un volcán haciendo erupción. Con el rostro enrojecido y los puños apretados, grita, sin contenerse:

-¿Tú atacas a mi padre? ¿TÚ?

-¿Olvidaste lo paciente que fue con tus episodios de alcoholismo? Siempre estuvo de tu lado a pesar de que mi madre no te quería en casa -secunda su hermana.

-Marcus -pronuncia papá sin apartar su mirada fija e intensa, como si sus ojos fueran unos dardos de fuego que tratan de apuntarle a Alessandro en el alma.-, saca a este maldito hombre de aquí. Marcus, no voy a decírtelo dos veces -añade con los dientes apretados y una voz baja y sombría.

El riachuelo resuena con las voces airadas de Jacob y sus reclamaciones, creando un eco que penetra en mi ser. Cada voz que escucho retuerce mi estómago y descompone mis emociones, como si fuera un reflejo de todas las situaciones difíciles que he vivido.

Imágenes fugaces se forman en mi mente, como sombras de un sueño, zigzagueando a través de mis pensamientos: el arresto de mi padre, las visitas dolorosas a la cárcel, las lágrimas compartidas con mi madre mientras luchábamos por mantenernos fuertes, y el tiempo que pasé tratando de encajar en el mundo de los niños de mi edad.

Azares del destino [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora