Capítulo 67 || Un nuevo ciclo

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ROSE RIVERS

La festiva melodía de "Pequeña serenata nocturna" de Mozart llena el salón mientras papá toca el piano con pasión. Libera tensiones y estrés;  la música es su terapia personal.

Los ánimos están más elevados  hoy tras recibir una notificación crucial de sus abogados. Dentro de unas semanas, se llevará a cabo el tan esperado juicio contra Alessandro Olivetti, un momento anticipado después de meses de investigaciones exhaustivas y recopilación de pruebas.

Todo llega a su tiempo.

Siento ese mismo entusiasmo fluir por mi cuerpo al acercarme y apoyar mis codos en la tapa del instrumento. Lo admiro mientras sus dedos danzan sobre el teclado.

—¡Bravo! ¡Bravo! —exclamo y aplaudo como foca cuando termina el festivo musical.

—Me alegra que te haya encantado, mi fan favorita. —responde él, con una sonrisa.

—Nunca me decepcionas, artista favorito.

Me siento a su lado, me da afectuosos abrazos y besos en la frente, y despeina mi cabello con la mano. Después de un rato, pasamos a la sala para desayunar en familia en un ambiente feliz y armonioso. El comedor de granito está lleno de apetitosos platos como tostada con crema de cacahuate, tocineta, huevos fritos y más. El aroma de todos estos es una explosión que me hace salivar.

—¡Sabe delicioso! —exclamo al instante que muerdo el pancake. Trago y bebo un sorbo de agua antes de dirigirme a mi padre con una sonrisa ancha—. Mamá ya me dio permiso para ir al viaje de fin de curso, ahora falta tu aprobación. ¿Ya lo consideraste?

Hace un movimiento de cabeza hacia atrás, reflexiona unos segundos.

—Aquí está el papel con las reglas y requisitos. —Mamá se lo pasa.

Él se ajusta sus lentes y lee punto por punto. Frunce el ceño, preocupado.

—¿Qué dices? —Cruzo mis dedos.

—Lo siento, hija, pero me preocupa que estés un día completo lejos de nosotros.

—El director y los maestros estarán atentos a nosotros. Además, sé cuidarme de maravilla.

Respondo confiada, aunque en mi interior siento un ligero temor ante la posibilidad de que no apruebe el permiso. Quiero acampar, siempre quise vivir esa experiencia. Es especial todavía porque es el cumpleaños de Khai. Adnan me escribió un mensaje para organizarle una pequeña fiesta sorpresa ese día. Yo quiero estar presente.

—Hablé con el director y me aseguró que se implementarán medidas de seguridad para los estudiantes. No estarán en un campo tan distante, y habrá cobertura en caso de emergencias —explica mamá mientras añade sal a sus huevos rancheros—. Sé que es muy difícil y doloroso, pero creo que es importante permitirle enfrentar las cosas por sí sola para que pueda independizarse más.

—Sí, por favor, papá. —Vuelvo a cruzar mis dedos—. Esta es una oportunidad única, no me pasará nada malo.

Levanto mi mano y señalo el reloj con el botón de pánico que llevo en la muñeca.

Sus facciones se relajan.

—Bajo ciertas condiciones, Esme —Utiliza su dedo para enumerarlas—: Me llamarás en cuanto llegues, mantendrás el GPS encendido y estarás atenta al teléfono.

—Te lo prometo —Levanto mi mano para sellar el pacto—. Les llamaré, les enviaré mensajes y fotos de lo que haga para que sepan que estoy bien. —hablo en carrerilla.

Él sonríe, toma un profundo suspiro y firma la hoja.

🔮🔮🔮

Azares del destino [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora