KHAI OLIVETTI
¿Leila? No puede ser.
Mi cabeza da vueltas mientras trato de procesar lo que Ros acaba de decir. Leila, la última persona que pensé que podría estar envuelta en todo esto. Mi mente se atasca, y un nudo se forma en mi garganta.
Ros sigue con su explicación, pero aunque intento prestar atención, mis pensamientos van de un lado a otro.
Mi tía Aurora le confesó la verdad a Jacob porque prefería que lo supiera por ella y no por nadie más. Sabía que, tarde o temprano, mi abuelo, con todo su odio, acabaría revelándolo. En consecuencia, él buscó a Aarón Rivers porque su madre se lo hizo prometer: que lo encontraría y le brindaría su apoyo. Ahora entiendo por qué Jacob empezó a viajar tanto después de la muerte de su madre y por qué se veía tan nervioso. También comprendo por qué se mudó a otra ciudad. Antes pensaba que solo era por sus diferencias con mi madre y porque ella ya no lo quería en casa.
Todo encaja de una forma retorcida.
Con el rostro inundado en lágrimas, revela lo doloroso que fue para ella enterarse de la verdad: que tiene un hermano, el pasado que nos une y el juicio que finalmente fue satisfactorio. Sonríe con una mezcla de alegría y amargura.
Yo no puedo moverme. Mis piernas parecen de plomo, y todo se siente tan frágil que temo que un solo movimiento lo rompa todo.
—Lo siento, Ros —Intento encogerme de hombros, fingir que todo está bien, que ya he pasado página, pero la verdad es que sigo aquí, atrapado—. No sabía cómo actuar, no sabía qué hacer. Todo se sentía tan fuera de lugar. Tenía miedo de decirte lo que sabía porque no quería lastimarte y confieso que también lo hice por mi familia.
Ella baja la mirada, su expresión suavizándose mientras limpia las lágrimas de su rostro con el dorso de la mano. Se toma un momento antes de hablar, su voz más baja y cargada de culpa.
—Te entiendo, de verdad. Sé que en su momento te dije cosas horribles, y te juro que no las pensaba. Estaba furiosa, no sabía cómo manejar todo lo que sentía y... me dejé llevar. —Se detiene. Respira hondo antes de continuar—. Pero tú no eres como tu abuelo, Khai. Tú nunca lo has sido. Sé que intentaste hacer lo mejor que podías, incluso cuando eso significaba quedarte en silencio. Lamento todo lo que te dije. No fue justo, y no fue justo que te cargara con toda esa rabia.
La sinceridad en su voz me desarma, y por un instante todo se siente más ligero, aunque sea solo un poco. Rose y yo nos enfrentamos a nuestras sombras, pero esta vez es diferente: no hay secretos entre nosotros.
El silencio se asienta entre nosotros, pesado pero necesario.
—Todo esto ha sido... mucho. A veces siento que estoy rota por dentro y no sé cómo seguir adelante.
Se inclina hacia adelante. Apoya los codos sobre la mesa de picnic y sus dedos juegan con una astilla de la madera.
—No tienes que disculparte más, Ros. —Intento ofrecerle una sonrisa sincera—. Ambos estamos rotos, pero si algo he aprendido es que podemos encontrar la manera de superarlo adelante. Jun...
—No tenemos que seguir juntos, Khai. No después de todo esto. Es mejor dejarlo así. El bienestar de mi familia es lo único que importa ahora. Mi padre… él no sabe nada de lo que pasó entre nosotros, y prometí a mi madre que me alejaría de ti.
—Lo intuí. Cuando te llamé anoche, noté lo tajante que me respondió.
—Créeme que no te odia. Esto es por…
—Mi abuelo —la interrumpo.
Mis ojos se empañan y me arde la sangre. Ella se acerca, me toca el hombro y luego la mejilla, llevándome al borde de mis emociones.
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Azares del destino [Editando]
Teen FictionSon destinos que quizá no debieron estar destinados, caminos que al final del pavimento nunca debieron compartir la misma ruta, pero también son piezas que encajan más que un puzzle. PRIMER BORRADOR OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE.