ROSE RIVERS
—¡Papá! ¡No! —grito.
Mi respiración está agitada como si hubiera corrido un maratón. Me incorporo de un salto, como si escapara de una carrera de la muerte. La pesadilla sigue fresca en mi mente: las luces rojas y azules, su último adiós y cómo la patrulla se alejaba.
Acerco mis rodillas al pecho y me mezo despacio. Extiendo la mano hacia el jarrón sobre la mesa de noche y me sirvo un vaso de agua.
«Todo saldrá bien, Rose.»
Despierto a las ocho en punto de la mañana, sobresaltada por los truenos y relámpagos de una tormenta que se prolonga hasta las dos de la tarde. Khai me sorprende una hora después cuando aparece bajo el umbral con unas cajas de pizza y otros snacks. Subimos a mi cuarto y vemos una película en el suelo, arropados con una cobija mientras degustamos los aperitivos.
—¿Quién crees que sea el asesino? —le pregunto en el momento en que la persona enmascarada, que ha asesinado a la mitad del elenco de la película, va a revelar su identidad frente al espejo.
—Siempre está en todas las escenas del crimen justo después de que ocurren. Además, en la escena en la que discutió con la porrista de acento holandés, le amenazó con " sacarla de su camino si insiste en ser la capitana —hace comillas en el aire—. Se lleva mal con medio mundo.
—No, ella es demasiado obvia —Agarro el control remoto que está a mis espaldas sobre el mueble y pauso la película antes de que se quite el pasamontañas —. Si algo he aprendido de las películas de misterio es que quien menos te imaginas es el asesino.
—¿Por quién apuestas?
—Yo diría que es el mejor amigo de la segunda víctima. Piensa en esto: durante la escena en el vestuario, hubo un momento en que él estaba mirando con rabia a la víctima, como si hubiese algo más profundo. —Le señalo con un gesto la pantalla pausada—. Lo primero es que le tenía envidia porque siempre fue el segundo mejor en todo, incluso en el fútbol, y lo segundo es que todas las víctimas están ligadas a algún deporte. Pero hay algo más: justo antes de que apareciera la segunda víctima, él mencionó de pasada que su lesión lo dejó fuera del campo… solo que yo noté que en una escena anterior se movió demasiado rápido para alguien que se supone está parapléjico. Podría ser que esté fingiendo estarlo. Es un truco de distracción: todos lo ven como alguien incapaz, pero en realidad, es el menos sospechoso por eso mismo. Además, si consideramos lo físico, su complexión coincide con la del criminal.
Él me mira, aún con la pizza a medio camino, procesando lo que acabo de decir.
—No cabe duda de que, además de ser una gran abogada, Ros, serás una gran detective —responde, dándome un toquecito en la nariz con su dedo índice.
—Lo sé —respondo, echando mi cabello hacia atrás con falsa arrogancia.
—¡Presumida! —se ríe.
Oprimo el botón del control y vuelvo a reproducir la cinta. El momento ha llegado: El asesino serial es revelado.
—Sí es él —digo, levantándome y dando dos saltos sobre las colchas y almohadones en el suelo.
—¿Alguien anda muy emocionada, no? —dice mamá al entrar a la cocina con una cesta de delantales, que luego cuelga en el perchero antes de ponerse su favorito.
—Veiamos una película de misterio.
🔮🔮🔮
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Azares del destino [Editando]
Genç KurguSon destinos que quizá no debieron estar destinados, caminos que al final del pavimento nunca debieron compartir la misma ruta, pero también son piezas que encajan más que un puzzle. PRIMER BORRADOR OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE.