Capítulo 53: En medio del incendio que nos rodea

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ROSE RIVERS

Son casi las una de la tarde. La mañana se sintió demasiado corta, aunque madrugamos. El tiempo se nos fue entre la mudanza y organizar la casa. Es bastante enorme, pero al menos no tuvimos que limpiar, porque todo estaba reluciente. Entro al dormitorio con dos maletas a cuestas. Es casi el doble de grande que el de mi antiguo hogar. Las paredes siguen una paleta de lila, púrpura y rosa, al igual que las cortinas, colchas y alfombra. La cama tiene un respaldo capitoneado, con un baúl al pie y una mesa de noche al costado. En la pared opuesta está la peinadora, y en la esquina, un espejo de pared completa con iluminación integrada.

Abro la puerta de un lado de la habitación, que lleva al walking clóset. Dejo mis maletas allí y salgo para asomarme al balcón. La vista es espectacular. El cielo azul se extiende hasta el horizonte, y las nubes parecen trozos de algodón.

«Mi nueva casa.»

«Mi nueva vida.»

Me aparto y voy directo al baño. Tras tomar una larga ducha, bajo y papá me da la noticia: han apresado a Alessandro Olivetti y hay pruebas suficientes para otorgarle alta formal prisión y llevarlo a un juicio de fondo. El ex empleado que fue detenido anteriormente confesó su complicidad con él. No obstante, han descubierto que este hombre es miembro de una red de fraude que opera tanto dentro como fuera del país.

Las piernas me tiemblan y las lágrimas brotan una tras otra, pero esta vez son de liberación y felicidad. Si bien esto no elimina el pasado ni el dolor que hemos experimentado, ni recupera el tiempo perdido, nos da más fuerzas para reconstruirnos y vivir con la satisfacción de que estamos mucho más cerca de la justicia.

[🌪️🌪️🌪️]

—No podré agradecerles lo suficiente, gracias a ustedes, estoy aquí con mi familia. —expresa papá con una sonrisa ancha. 

Alzamos nuestras copas de vino y las chocamos una vez más, excepto mi padre, que brinda con un vaso de jugo. No puede consumir alcohol debido a su medicación.

La luna brilla en lo más alto, visible a través de las paredes de cristal de mi casa. Es viernes por la noche y solo quedan los platos vacíos de lo que fue una agradable cena en honor a los abogados defensores de papá. Está tan emocionado que ordenó un buffet exquisito para esta ocasión especial.

—Para nosotros fue un honor poder asistirle en su caso, señor Rivers. —expresa el abogado Anderson con solemnidad—. Siempre estaremos del lado de la justicia.

—Es por eso que nos involucramos tanto en su caso y trabajamos incansablemente para asegurar que se haga justicia —añade su mano derecha, reflejando el compromiso de su equipo.

—Me alegra saber que, al igual que hay personas corruptas, también hay quienes se esfuerzan por proteger los derechos de los inocentes. —expreso emocionada.

—No todo está perdido, futura colega. —replica.

—Nos consta.

Mi madre y yo los despedimos con un apretón de manos, y papá los acompaña hasta la salida.

Vacio el resto de la botella de vino en mi copa y la consumo de un trago. Luego, me acomodo en el largo sofá y me quito las zapatillas.

—¿Todo bien, mi reina?

Mamá se sienta a mi lado y coloco mis pies sobre sus piernas.

—Sí, fue una hermosa noche y estoy feliz porque hemos cerrado un ciclo.

—Me refiero al ámbito del amor.  —vuelve a preguntar atenta.

Doy una calada de aire profunda.

—Khai y yo estamos distanciados. Me alejé de él cuando me sentí mal, así que no estoy segura si tengo autoridad para exigirle algo.

—Creo que debes expresarle cómo te sientes al respecto, pero de forma que no se sienta presionado.

—Quiero ayudarlo. 

—Lo presentía. Sabía que esto tarde o temprano les iba a afectar más de lo que ya estaban. No quiero que sufras.

—Aprecio tu preocupación, sé que eres la única persona que estaría dispuesta a enfrentar un dragón por mí. Sin embargo, nadie se salva de sufrir en algún momento, eso es parte del vivir. O nos lamentamos o accionamos.

Ella sonríe y lágrimas se acumulan en el esquinero de sus párpados.

—¿Mamá?

Sale de su letargo.

—Perdón, es que me siento conmovida. La Rose que solía conocer estaría enojada y frustrada. Pero has cambiado mucho. Me alegra verte tan decidida a manejar tu situación. Estoy orgullosa de tu progreso y sé que seguirás demostrando que puedes lograr todo lo que te propongas.

Me acaricia la cabeza.

—Prometo que ahora los apoyaré más que nunca.

Se abalanza sobre mí, estrechándome contra su pecho.

[🌪️🌪️🌪️]

Cotilleos en cada rincón. La noticia ha corrido como pólvora. Todos en la escuela saben sobre el apresamiento de ese hombre, ya que la información fue publicada en páginas locales con miles de seguidores, que lo describían con adjetivos como 'estafador, ladrón y miembro de una red de lavado de dinero'.

Estoy feliz de que reciba su merecido. Pero, por otro lado, me preocupan Khai y Sun. Ellos no merecen esto. Nadie debería ser señalado por las acciones de terceros, y ojalá pudieran entenderlo."

—¿Te quedarás ahí parada?

—No.

—Entonces, ¿te irás?

—No, no me iré.

Me quito la mochila de un tirón y la dejo caer al suelo. Me hinco a su lado; la grama rasguña mis rodillas, pero es lo menos importante aquí. Muy despacio subo las manos a su rostro. Acuno sus mejillas y con los pulgares, limpio los rastros de lágrimas que le mojan la piel.

—No tienes que hacerlo —susurra—. No me gusta que me vean con lástima. No soy un proyecto de caridad —reprocha—. Estaré bien.

—Estoy aquí porque me nace del corazón y no puedo ignorarlo.

—¿Te importo? —pregunta al cabo de un prolongado silencio.

—La verdadera pregunta es, ¿cuándo me has dejado de importar? —Mantengo mis ojos fijos en los suyos—. Incluso cuando la vida nos lleve por distintos caminos, siempre serás especial para mí.

Khai parpadea, sorprendido. Durante unos segundos, parece que mis palabras lo han desarmado.

—Háblame de tus pensamientos, descríbeme lo que sientes. Te escucho, Khai.

Cierro mis manos alrededor de su cabeza, mis dedos enredándose en su cabello. Escucho el ritmo violento de su respiración. Su pecho sube y baja.

Azares del destino [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora