Azares del destino [Editando]

Capítulo 68: Graduación II

ROSE RIVERS

«Este es mi gran día».

«Uno de mis más grandes sueños se hizo realidad».

Siento orgullo y realización mientras me ajusto la toga negra y ancha sobre mis hombros. El birrete en mi cabeza es como una corona, un símbolo de todo lo que he logrado. La felicidad en mi pecho está a punto de explotar, mis manos están sudorosa y parpadeo varias veces para retener las lágrimas y no arruinar el maquillaje.

El director anuncia:

—Rose Esmeralda Rivers Mendez recibe un reconocimiento por su desempeño académico. Pese a desafíos personales, mostró una notable dedicación y esfuerzo por avanzar en sus estudios. Su perseverancia y determinación son ejemplos inspiradores para todos nosotros.

Abro la boca, sorprendida por el reconocimiento que acabo de recibir. No lo esperaba debido a mis ausencias escolares. Claro que siempre traté de ponerme al día con las tareas y hacer lo posible por obtener puntos extra,  pero pensé que no era suficiente.

A veces subestimamos el impacto de las pequeñas acciones, pero pueden tener un efecto significativo.

—Te felicito, mi hermosa flor. —dice Khai en tono tierno y calido mientras me toma la cabeza entre sus manos y me atrae hacia él. Con sus pulgares, acaricia mis mejillas y seca las lágrimas. 

—Gracias.

Recibo las felicitaciones de Hanna, así como los aplausos del público. Subo al estrado, acepto el pergamino y un pequeño trofeo de cristal en forma de mariposa.

Mi corazón late tan fuerte que temo poder escucharlo a los cuatro vientos. Miro a mis padres en la audiencia, sus sonrisas encendidas por el orgullo, la que no se ha apagado desde esta mañana que me despertaron con un ramillete de girasoles y un rico desayuno.

Tomo una respiración profunda para calmar mi voz temblorosa y comienzo a hablar en el micrófono:

—Es un honor recibir este reconocimiento y ser una fuente de inspiración para aquellos que enfrentan sus propias batallas. Estoy orgullosa de la mujer en la que me he convertido, gracias al apoyo de mis padres —Dibujo un corazón en el aire con mis dedos, y sus sonrisas se ensanchan aún más—. Los amo mucho.

Expulso un suspiro y lágrimas resbalan por mis mejillas. Sin querer, mi vista se desplaza a la hilera de sillas del lado opuesto de mis progenitores, donde se encuentran los pad de Khai.

—Tuve que lidiar con muchos obstáculos, pero al final se hizo justicia, y mi padre regresó a mi vida cuando ya había perdido toda esperanza. Ahora está aquí, en este día tan importante.

Mi vista recorre la sala, deteniéndose por un segundo en Sun y la psicóloga Leila, que están en el público, y luego en Hanna y Khai a centímetros de mí.

—Conocí gente maravillosa que, pese a los altibajos, no me arrepiento de haber conocido. Son importantes para mí.

Pauso.

—En conclusión, este año me trajo muchos dolores de cabeza, pero también fue el que más gratas sorpresas me dio. Aprendí a enfocarme en lo positivo y a comprender que no hay nada de malo en quedarme en casa cuando no tengo fuerzas para ir a ninguna parte, llorar o ser yo misma.

El eco de los aplausos resuena en mis oídos mientras regreso a mi asiento, cargada la satisfacción de sacar todo dentro. La sensación de haber tocado la fibra emocional de la audiencia se expande dentro de mí como una sensación cálida y reconfortante.

—¡Esa es mi chica! ¡Bien hecho! —dice Khai mientras me ajusta el birrete.

—Gracias —Chillo.