• Vaya vaya

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- ¡Carajo! - suspiro profundamente, con su respiración demasiado agitada y viendo hacia el techo.

Por mi parte me tumbe a un costado, boca arriba, sumamente agitado.

- ¿Te gusto? - pregunté con una sonrisa.

- ¡Me encanto!- sonrió.

La disfrute tanto que no sentí la necesidad de sacar mi lado sádico...

- ¡Ha sido lo mejor que he hecho hasta el momento! -seguía con su sonrisa de oreja a oreja sin dejar de ver el techo.- Aunque fuiste un poco rudo...

Mi risa hizo parar sus palabras.
¿Rudo? Reina, esto fue lo más pacifico que he hecho, siendo ella la primera mujer.

- ¿Que te causa gracia? - preguntó, volteando a verme.

- Nada. - la vi a los ojos con una sonrisa. - Espera unas horas más.

Si bien este sexo había sido tranquilo, el hecho de que mis manos golpearan su trasero tan fuerte y mis embestidas fueran de otro nivel, sabía que ese culo amanecería adolorido, lo puedo jurar.

- ¿Te quedas a dormir? - preguntó para después en un movimiento rápido subir a mi regazo.

- ¿Quieres? - acuné mis manos en su rostro.

Yiu de inmediato asintió y llevó sus labios a los míos, dando un beso con demasiado deseo, era tan intenso que sentía que en algún momento me iba a faltar el aire, mis pulmones no estarían nada agradecidos... pero aún así no frene la acción, así que lleve mi lengua para que cruzara con la suya...

- Hmm. - Yiu soltó un quejido en medio del beso y bajo su mano a mi falo. - ¿Lo puedo meter? - cortó el beso, quedando sus labios muy juntos a los míos.

- Diviértete con él. - respondí y atrape sus labios de nuevo.

Yiu levantó un poco su cadera para así guiar a mi falo y por fin dar un fuerte sentón, los dos soltando un fuerte gemido, ella al sentirme dentro y yo al sentir su estrecha intimidad.
Nuestros labios se separaron, sintiendo de nuevo la circulación en ellos. Yiu empezó a brincar de manera desenfrenada. Sus deliciosos pechos le hacían compañía y se veía jodidamente sexy.

- ¡Vamos Yiu! Quiero que te corras en mi verga- grite y solté un gruñido.

Lleve mis manos a su cadera y empecé ayudarla con sus brincos. Estábamos muertos en deseo que a ella se le olvidó ponerme el condón y a mi también, pero por eso había dicho esas palabras... quería que terminara en mi falo al descubierto.

Creo que tenía mi falo demasiado sensible o sus brincos era demasiado excitantes pues empecé a sentir un cosquilleo, como si estuviera a nada de estallar dentro de ella, creo qué tal vez fue la sensación de sentirla al descubierto, ya que era la segunda mujer que lograba enterrarlo de esta manera a mis 32 años.

- ¿Te gusta? - preguntó mientras seguía brincando encima de mí. Me miraba de una manera tan sexy y su voz era droga para mis oídos.

Asentí rápidamente con mi cabeza y solté una pequeña nalgada.
Yiu inclinó su cuerpo hacia delante y con una mano guió un pecho a mi boca, atrapándolo enseguida. Ella enterró sus manos en la almohada y agarraba más fuerza para mover su cadera, inundando la habitación con el sonido de choque.

¡Me iba a estallar! No creo que pudiera retenerlo más.
Yiu empezó a reír y empezó a brincar de una manera loca, lo sentía, sentía como mi falo punzaba dentro de ella, esto era maldad pura.

- ¡Ahora yo quiero que te corras en mi coño! - habló entre jadeos.

Al escuchar sus palabras deje de poner resistencia y unos brincos más fueron suficiente para empezar a eyacular dentro, sintiendo como me elevaba hasta el cielo. Yiu no paraba y me encantaba. Empecé a morder el pezón de Yiu y ella ya no sabía si gritar por el dolor o seguir gimiendo al sentir como mi semen se esparcía dentro de ella.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora