• Cruel

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- 1 semana después -

- Narra Yoon Yiu -

- Jeon, cariño.- dije divertida al ver como Soul, mi hijo, pataleaba con fuerza al escuchar la voz de su padre. - Cielo, no le hables que no puedo cambiarlo.- reí.

Jungkook tenía que permanecer 24 horas en el hospital de su padre, así que en cualquier tiempo libre logro hacer videollamada con nosotros. Solo le restaban 5 horas más...
Mi niño, Soul, quien ahora llevaba el apellido de Jungkook... Jeon Soul.
Oficialmente fue su hijo desde hace dos días y para mí fue algo demasiado bello, ver y escuchar como Jeon me lo pedía, dándonos nosotros dos una oportunidad como pareja para poder criar a un pequeño hombrecito.

- ¡Hey! ¡No me quite de la pantalla a mi hijo que lo extraño, por eso le marqué. - dijo en un reproche lindo y divertido.

Voltee la pantalla y enfoque mi rostro, mostrándome indignada ante sus palabras.

- A ti también te extraño, cariño. - dijo divertido y con una amplia sonrisa.

- Ya no intentes arreglarlo, mejor aquí no vemos. Te quiero, te queremos y te extrañamos, aquí te esperamos para cenar. - dije con tranquilidad y mucho cariño.

Jeon le habló por unos segundos más a Soul y por fin termine la llamada para combatir con los rápidos piecitos de mi hijo para colocarle las calcetas.

Estaba cepillando el fino cabello negro de mi hijo mientras lo amamantaba, sentada en mi cama en completo silencio... Cada día lo miraba con más amor...

Dejé el peine en la cama al escuchar el timbre, mi hijo se había quedado dormido, así que también era momento de sacarle el pecho y desechar sus gases.
Subí el tirante de mi blusa y cargué a mi hijo en posición para sacar sus gases, escuchando de nuevo el timbre junto con un golpe en la madera de la puerta.

- ¡Ya van! - dije caminando hacia la puerta.

Tomé la perilla y la giré para así abrirla y quedarme helada... Viendo la presencia de Namjoon y por su rostro, parecía no venir con buen humor...

- ¿Que haces aquí? - dije aterrada.

- Vine por ti y por él niño. - respondió a la brevedad con demasiada frialdad y autoridad.

- No, lárgate. - traté de cerrar la puerta pero él lo impidió. Dando un fuerte golpe a ella y abriéndose con brusquedad.

Mi reacción fue hacerme hacía atrás y abrazar a mi hijo con todo mi ser.
Mi corazón latía con mucha fuerza, sentía mis piernas y brazos frágiles como si ya me hubiera rendido ante él después de una larga batalla.

Se adentró al departamento y cerró la puerta a sus espaldas...

- ¿Entonces me vengo a vivir yo? - dijo con una media sonrisa ladina, era de completa burla.

- Por supuesto que no. - respondí a la brevedad, tratando de no mostrarle miedo mientras sujetaba con fuerza a mi hijo.

- Vámonos entonces. - respondió mientras caminaba con pasos cortos y lentos hacia nosotros. Por mi parte, yo cada vez retrocedía de espaldas...

- No, no es tu hijo, yo no te qui...

- Es mi hijo y todavía me quieres, solo es cuestión de recordártelo. - interrumpió mis palabras.

- No. - dije a la brevedad.

- Vamos a criar a ese niño juntos, anda ¿No es lo que querías? ¿Qué estuviera a tu lado?

- Tal vez pero después fuiste un patan con mi hijo y eso no lo puedo permitir.

- Te recuerdo que también es mí hijo. - respondió mientras me señalaba con su dedo índice.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora