• Perdida

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- Dámelo.- volvió a exigir mi móvil.

- No y anda, vienen carros atrás. - respondí.

- No me importa, tienen mucho espacio. - respondió e inclinó su cuerpo hacia mí, tratando de quitar mi móvil.

No encontraba otra manera o tal vez si había pero mi desesperación y miedo gano, así que lo aventé por la ventana, escuchando como se estrellaba contra el pavimento para después ser aplastado por un automóvil a toda velocidad.

Namjoon incorporó su postura y rápidamente se puso en marcha, conduciendo como si no hubiera mañana.

- Niña ¿Cuál es tu dirección? - le habló a Tahira sin quitar la fulminante mirada de la carretera.

Después de algunos minutos Tahira ya estaba a las afueras de su hogar. Podía descifrar su rostro y era de completa preocupación pero aún así trate de asegurarle que estaría bien.

Namjoon volvió a tomar carretera y el silencio habitaba en el coche... Era mejor no provocarlo más.

.....

En minutos llegamos al departamento que ya había visto y en el cuál me lleve la desagradable sorpresa.

- No te sientes. - habló mientras cerraba la puerta a sus espaldas.

Me quedé en la mitad del recibidor, esperándolo.

- Vete a la habitación del fondo, puerta roja.- ordenó mientras dejaba las llaves y su saco en un perchero.

- No. - solté una pequeña risa.

De inmediato volteo a verme con esa mirada fulminante.

- No voy a coger en donde te haz cogido a demasiadas mujeres, donde todos sus fluidos están en esas sabanas. - hablé de nuevo.

De inmediato su grande mano me tomó por la nuca, dándome media vuelta y dirigiéndome hacia las puertas pero fui ágil y me separé de inmediato.

- Te dije que no. - respondí firme mientras caminaba de espaldas y pasaba mi mano por mi nuca.

Namjoon rápidamente quito su cinturón para así doblarlo a la mitad y golpear mis piernas, un ligero roce pero logró hacer.

- ¿Ahora tú me vas a dar órdenes? - soltó una risa de molestia.

Púdrete Namjoon, en serio púdrete mil veces y maldito seas un millón de veces más... Me tenía a sus pies.

- ¿Me quieres? ¿Me quieres coger? - me acerque a él y mis manos bajaron al botón de su pantalón. Viendo como su mirada se tornaba a esa lujuria que ha ambos nos encantaba.

- Estoy molesto. - respondió con autoridad y su mirada conectada con la mía.

- Yo también. - baje el cierre de su pantalón y metí mi mano entre su pantalón. Apretando su erección por encima de esa delgada tela de su bóxer.

- No juegues así. - soltó un quejido de placer y tiro su cabeza hacia atrás por segundos para después regresar su mirada a la mía.

Siempre me salgo con la mía...

Mi otra mano reposo en su hombro y acerque más mi cuerpo para así juntar nuestros labios en un beso desesperado, con inmensas ganas de comer nuestras bocas. Su lengua empezó abrirse camino en mi boca, haciendo esto aún más excitante...
Mi mano en su hombro bajo a su pecho y me asegure de acariciar esos pectorales, bajando hasta su bóxer.

- Deténte. - separó sus labios y su fresco aliento cayó en mi rostro. Llevando sus manos a mis muñecas, deteniendo mi acción.

- Anda, no me digas que no. - acerqué mis labios a los suyos para dejar un corto beso y verlo a los ojos, desesperada por tocar más.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora