• Yoyi

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Yiu siguió bailando y ya nadie propuso una cantidad más grande, siendo motivo para que Yiu se pusiera más nerviosa...
Saqué mi teléfono y le envié un mensaje a Max, solicitándole que me trajera la cantidad exacta que le daría a Yiu. No vivía lejos así que podía hacer el movimiento con rapidez.

- No que no te gustaban estos lugares. - dijo Jimin con una risa.- Te la daré porque yo siempre me la llevo, te toca.

Apreté mi mandíbula y mis puños al saber que Jimin ya había estado dentro de ella.

- Yo también ya la tuve, así que les toca a Min y Kim. - dijo Hoseok.

Tenía mi mirada fija en ella, trataba de no estallar de coraje con lo que estaba escuchando de este par; solo esperaba a estar frente a frente con ella y hacerla mierda.

- Guapo, si gusta acompañarme. - era una voz femenina susurrando en mi oído mientras me tocaba el pecho.

Vi a Yiu y esta vez su rostro estaba completamente serio, viéndome fijamente mientras daba su show ¿Estas celosa?

- ¿Que quieres?- voltee a verla completamente serio, haciendo que ella se sintiera incómoda y se retirara un poco de mi.

- ¡Ah! ¡Pónmelo en la cara! - escuche como gritó Hoseok, volteando a verlo rápidamente. Este se encontraba sentado con las piernas abiertas, saboreándosela mientras una gigantesca montaña estaba en su entre pierna.

- Qué venga ella por mí.- exigí mientras veía a esta desagradable mujer como mesera, nada agraciada.

- No se puede señ...

- ¡Ah! ¿No? ¿Y como le habló al otro hombre para que se acercara? - reclamé con mi ceño fruncido.

- Lo más seguro es que le iba a bailar. - contestó en mi oído.

Lleve mi mirada a Yiu y esta no nos quitaba la mirada de encima.

- ¿Entonces me puedo acercar? - pregunté.

- Claro, solo no vaya con las manos vacías.- respondió.

Me incline hacia la mesa de centro y agarré billetes.

- Ahorita te los regreso. - le dije a Hoseok.

Este me vio con una sonrisa de picardía y solo asintió con su cabeza.
Quité mi saco y lo dejé en el sofá de cuero.
Me abrí paso a estos idiotas que estaban tratando de tocarla y quedé justo enfrente de ella, viendo como me veía molesta, pero vamos, no le quedaba su papel de víctima.
Le hice señas con mi mano y de inmediato se acercó a mí.
Inclinó su cuerpo hacia mí, así que podía hablarle en el oído...

- Bájate de ahí si no quieres que yo mismo lo haga. - puse pocos billetes en el hilo de su tanga tratando de disimular.

Ella nomás sonrió y de rodillas giró su presencia para así pegar su trasero en mi entre pierna, poniéndose en cuatro. De inmediato empezaron a gritar al ver tal acción y ver como me movía el culo al ritmo de la música.
Los billetes no dejaban de caer y me molestaba que quisieran tocar su culo al ver que me lo movía.
Tanto me hervía la sangre que no me pude contener y le solté una nalgada con fuerza, escuchando como otros hombres se saboreaban tal acción.
Tomé sus caderas y le di un jalón hacia mi, haciendo que quitara su postura y ya tuviera su tren superior en posición correcta.

- ¿Me vas hacer caso?- hablé con molestia en su oído.

Yiu empezó asentir y sabía que se estaba riendo, grave error.

- Mueve tu puto culo entonces. - le grite entre dientes en el oído y dejé los otros billetes entre su pequeño sostén, el cual dejaba casi al aire libre sus tetas por lo pequeño que era.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora