• Días ocupados

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- No soy idiota niña ¿Crees que no supe que me mentiste? Esas miradas al reloj y tu llamada tan repentina que ni por un segundo te creí.

Me quedé helada viéndolo a los ojos.

- Y por suerte tengo cámaras. - me extendió su móvil y me mostró su pantalla con vista a las 6 que tenía, una daba exactamente a la puerta de mi hogar, era retirado y no se veía el rostro completo de Jin pero si su gran presencia varonil.

Namjoon se abrió paso a mi recámara y caminaba a paso veloz, solo deseaba que Jin no estuviera ahí aún o que estuviera atorado en la ventana.

Al llegar Namjoon abrió la puerta de golpe y sentí un alivio al ver y no escuchar algo que lo alterara.

Lleve de nuevo la mirada a la pantalla de su celular para averiguar si la cámara que daba hacía mi casa podía ver mi ventana. La podía mover y al llegar al tope noté que ni de chiste se llegaría a ver algo, pero algo capto mi atención.
"Guapo, ocupo más dinero para nuestro hijo, está muy mal"
Una notificación de KakaoTalk me hizo preocuparme ¿¡Este hombre tenía un hijo!?

Camine hacia la habitación a paso veloz y al entrar lo vi inspeccionando cada rincón.

- ¡Que no hay nadie! - dije firme.

Namjoon salió del baño y empezó a caminar hacia mi.

- ¡Yo vi que alguien entró a tu casa! ¿Donde está? - pretendía esquivarme pero lo detuve con mi mano en su pecho.

- Deja de inspeccionar mi hogar y vete a cuidar a tu hijo. - pegué duro su móvil en su pecho, haciendo que él se quedara inmóvil.

- Estas loca, yo no tengo hijos. - agregó tranquilo.

- Eso no dice la mujer que te mando el mensaje...

- ¡Revisaste mis cosas! - me interrumpió.

- ¡No! Tú me diste el móvil y llegó un mensaje de una mujer o tú esposa, no se.- respondí.

- ¡Ah! - suspiro molesto y bajo su mirada al móvil, vi que se encontraba en KakaoTalk. - Arréglatelas como puedas, ya te di lo de dos semanas y para empezar ni debería de darte dinero, no me encariñe con el perro y no es mi obligación mantenerlo, es tú responsabilidad. - dejó de presionar la pantalla pues había mandado una nota de voz

Me quedé intacta al saber que se trataba de un perro.

- No tengo hijos, no quiero.- metió su mano al bolsillo del pantalón. - Así que te me tomas esto.

Me extendió una caja de pastillas anticonceptivas.

- No es necesario.- se las negué y extendí mi brazo, haciendo presión en una localidad de este para que se hiciera notar mi implante.

Empezó asentir con la cabeza sin dejar de verme a los ojos.

- Ahora vete. - dije sería.

- No. - respondió con calma.

- Vete...

- Dime donde está. - interrumpió mis palabras.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora