• Jiwoo

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Empecé a negar con mi mano al ver que seguía con su reverencia.

- No no, no Jiwoo, no es necesario.- la tomé ligeramente del hombro en respuesta a que dejara de hacerlo.

Jiwoo, era mi última sumisa, la cual puedo decir que fue la mejor de todas. Siendo ella la única con la que no tuve problemas en el acuerdo, seguía al pie de la letra absolutamente todo y jamás obtuvo un castigo por desobedecer... Fue por placer, porque ella así lo pedía en varias ocasiones.

Mi acuerdo con ella fue corto pues antes de entrar a esto, fue recomendada por mi sumisa número dos y Jiwoo me lo dijo muy claro, quería entrar a este mundo pero antes de casarse, si, fue mi sumisa cuando estaba comprometida. Dándole placer solo por tres semanas.

- Me alegra verte.- dijo ella mientras me veía fijamente a los ojos.

Asentí con mi cabeza sin decir o hacer más.

- ¿Puedo pasar? - preguntó al ver que yo seguía en la puerta, asimilando que estuviera aquí.

De inmediato reaccione y empecé a dudar, volteando hacia los costados, viendo si Yiu no estaba por llegar.

- No, mejor dime a qué vienes.- respondí.

- Te lo explicaré pero déjame pasar.- respondió con esa voz tan firme y femenina.

Suspiré profundamente y me hice hacia un lado, dándole el pase.
Antes de cerrar la puerta di un último vistazo.

......

- ¿Gustas algo de tomar? - pregunté mientras veía que se sentaba en el sofá, de la manera más delicada, algo muy característico de ella.

- Solo agua, por favor. - respondió.

Tenía botellas de agua pero ya sabía que a ella siempre se le tenía que servir en un vaso.
Vertí el agua embotellada en un vaso de cristal y tomé una servilleta y se lo extendí.
Le dio un trago para después dejar el vaso en la mesa de centro.

- Ocupo que hables rápido, no tengo tiempo.- dije al ver que se ponía nerviosa y no decía nada.

- Bien.- suspiro y cerró sus ojos.

Me senté en un sofá individual, justo enfrente de ella y crucé mi pierna, viéndola fijamente y prestándole toda mi atención.

- Se que no ocupas dinero, los temas financieros no son un tema de conversación en ti, pero...- se quedó en silencio.

- ¿Pero que? - dije.

- Te ofrezco una jugosa cantidad de dinero...

- No. - interrumpí, soltando una risa.

- Escúchame.- suspiro.- Ocupo darle un hijo a mi ahora esposo...

- No es mi problema que tu esposo no pueda dejarte embarazada, yo no lo voy hacer por él. - interrumpí con una sonrisa de molestia.

- No.- negó con su mano, haciendo una cara de preocupación.- Ocupo darle un hijo y creo que lo he conseguido.- sacó de su bolso un sobre. - Si en este papel dice que la prueba de sangre es positiva...

Guardo silencio y vi que trago en seco.
Empecé a sonreír y a mover mi pie que tenia cruzado de adelante hacia atrás, viendo fijamente como se ponía más nerviosa... Ya sabía a lo que quería llegar.

- Te escuchó.- dije con mi voz un poco más gruesa, casi en susurró.

- Si esta prueba sale positiva, te ofrezco una jugosa cantidad de dinero para que me...- raspó su garganta.

Me daba gracia y me gustaba saber que esta mujer por nada del mundo decía una mala palabra pero estaba a nada de decir que quería que la cogiera, realmente estaba hambrienta, tal vez su esposo no le da ni la mitad de lo que le daba yo.

- Para que me cojas como antes.- soltó sin más.

Deje de hacer el movimiento con mi pie y la veía fijamente, penetraba su mirada, haciendo que en segundos bajara su mirada.

- Quiero hacerlo antes de que mi embarazo...

- ¿Y si es negativo? - pregunté. - ¿Que quieres si eso es un negativo?

Puse mi pie en el suelo, levantando un poco mi pantalón de vestir de la parte de mis muslos y abrí mis piernas, recargándome con toda confianza en el respaldo del sofá.

- Bueno, a decir verdad...

- Levanta la mirada. - interrumpí y de inmediato obedeció.

- Si, disculpa.- hizo una corta reverencia y sus ojos conectaron con los míos. - Negativo o positivo, quiero lo mismo pero ambas llevarían a un adiós definitivo, no te buscaría más.

Empecé asentir con mi cabeza, lentamente sin dejar de vernos.

- Siendo sincera, llevó una semana buscándote, no tengo más información de ti, tú número no es el mismo y aquí es el único lugar donde podría encontrarte.

Si, mi número no era el mismo porque cada que cambiaba de sumisa también cambiaba de número, rompiendo comunicación y claramente en el contrato también decía que quedaba estrictamente prohibido poner un pie aquí, pero como buena sumisa que fue, no haría nada.

Suspiré profundamente y en mi cabeza pensaba la respuesta.

- No me interesa el dinero, gracias. - respondí.

- Pero...

- El dinero no, tú si. - interrumpí sus palabras.

De inmediato vi como se le iba formando una amplia sonrisa Jiwoo.

- Ahora no sera posible pero te dejo un número con el cuál me puedes contactar.

Pretendía darle el de Max, mi asistente.
Saqué mi celular y lo primero que vi fue un mensaje de Yiu.

"Namjoon, traje a mi amiga a su casa y su mamá me invitó a comer, no he probado bocado en todo el día, así que llego más tarde"

Solté una pequeña risa y guardé de nuevo mi celular en mi saco.

- Tienes suerte.- la vi a los ojos. - Ponte de pie y camina a la habitación roja.

Los ojos de Jiwoo se iluminaron y rápidamente obedeció. Se puso de pie, acomodó su vestido y empezó a caminar, tomando la delantera.

Me puse de pie, quité mi saco y lo dejé en el sofá donde estaba, empecé a doblar mis mangas mientras caminaba, viendo la figura de Jiwoo rumbo a la habitación indicada.
Ese vestido le quedaba perfecto...

......

¡QUÉ ESTÁ VAINA SE PRENDA!

.....

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora