• No lo quiero

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- 6 semanas después -

- Ya me voy a trabajar mi rey, me cuidas a tu mami ¿Si? ¿Estamos?

Mis ojos se abrieron poco a poco pues escuché un susurro ¿Y quien más podría ser? Pues Jungkook. Estaba inclinado hacia la pequeña cuna que estaba a mi lado, chocando el puño con mi hijo. Era tan adorable con él...

Desde que nació mi pequeño siempre se ha quedado en mi departamento y lo agradezco demasiado pues es una gran ayuda, más por las madrugadas cuando mi pequeño se despierta a comer.
El día de hoy regresaba a su trabajo pero como siempre trataba de estar para nosotros, opto y aprovecho su poder como dueño para simplemente trabajar por las mañanas...

- ¿Y te vas a ir sin despedirte de mi? - dije somnolienta.

- Jamás. - se acercó y besó mi frente. - Los veo en unas horas, voy y vengo. - acercó sus labios a los míos y dejó un beso fugaz.

Jeon y yo no establecíamos como tal una relación formal, aún, pues por ahora era solo Soul y únicamente Soul, encargándonos de él las 24 horas del día.
Tampoco habíamos establecido intimidad, solo besos y caricias desenfrenados que siempre eran interrumpidos por el llanto de mi hijo.
Pero estaba segura de que lo quería tanto como él a mí y a mi hijo...

[...]

- Vamos mi vida. - cargue a mi hijo y lo acosté en el cochecito que Jeon le había comprado.

Pretendía ir a caminar con él pues el día estaba soleado pero con un clima muy agradable.
Mi departamento realmente quedaba cerca de plazas y varios lugares muy frecuentados y agradables, así que decidí ir a dar una vuelta para despejar mi mente.

Empecé a caminar por la primera plaza, únicamente entrando a las tiendas de bebés. Le compre algunas prendas a mi hijo y decidí buscar algún lugar en donde comer pero absolutamente todos estaban hasta el tope y buscaba algo más tranquilo.

Salí de la plaza y empecé a caminar por las calles... Encontrando un lindo restaurante de comida italiana. Era muy acogedor y lo mejor es que era al aire libre.
Me dieron una mesa, ordené a la brevedad y opté por cargar a mi pequeño, cubriéndolo con una calientita cobija pues aún era muy pequeño para tomar el aire tan repentinamente.

Estaba perdida en mi hijo, hablándole y haciéndole cariños pero de un instante a otro me sentía observada, sentía una mirada encima de mi.
Levante mi mirada en busca de ella y no tuve que buscar mucho para darme cuenta que frente a mi, inmóvil y con un café en mano del local de a lado, se encontraba Namjoon...

- Mierda. - susurré y tapé muy bien a mi hijo para así dejarlo acostado en su cochecito.

Me puse de pie, tomé mis pertenencias y pretendía caminar hacia la salida pero Namjoon de inmediato reaccionó, caminando a paso veloz hacia nosotros, tapando nuestro camino.

- ¿Que hiciste? - preguntó con un tono de voz muy bajo y se veía en su rostro que aún no asimilaba lo que sus ojos estaban captando.

- Por favor, vete. - advertí desesperada y aterrada.

Mi hijo no fue de gran ayuda pues empezó a llorar y claro, recordé que era su hora de comer...

- Ya cariño. - susurré para Soul y empecé a mover el cochecito de adelante hacia atrás.

- Déjame conocerla o conocerlo. - susurró mientras bajaba su mirada al cochecito.

Namjoon estaba inmóvil. No movía absolutamente nada, vi que tragaba en seco para después tensar su mandíbula.

- No, mira. - suspiré. - No te mortifiques por nada, mi hijo y yo no te buscaremos, no te pediré dinero para él, tampoco...

- Así que es niño... - interrumpió mis palabras.- Déjame verlo. - volvió a exigir con indiferencia.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora