Llegamos al hospital que tenía asignado y el cuál había cubierto gatos con anticipación. De inmediato me atendieron y mi preocupación aumentó pues veía que médicos y enfermeros se movían de un lado a otro...
Tanto era mi sentimiento de soledad, desesperación, tristeza al saber que no tenía a nadie esperándome afuera o quien me acompañara en labor de parto, que me eche a llorar mientras iba en aquella silla de ruedas.
Secaba mis lágrimas rápidamente tratando de convencerme que esto pronto pasaría pues en cuanto tuviera a mi pequeño en brazos todo lo malo se iría e importaríamos solamente él y yo.No tenia la ropa de mi pequeño ni la mía pues a la plaza me fui caminado y no me sentía con confianza como para encargarsela a Jimin, no quería que supiera donde vivía, porque la verdad en todo este tiempo se que Namjoon pudo estarme buscando por mar y tierra y por suerte aún no daba conmigo y quería que así siguiera.
- Disculpe, señorita.- le hablé a la enfermera que me llevaba.
- Dígame. - respondió con amabilidad.
- De casualidad ¿Usted sabe quien atenderá la llegada de mi hijo? - pregunté.
- Por ahora se encuentra el médico Lee. - respondió a la brevedad.
No sabía quien carajos era...
- ¿Y no sabe si está el médico Jeon? - pregunté.
- ¿Jeon Jungkook? O ¿Jeon Sangyeo? Su padre. - preguntó.
- Sangyeo, él ginecólogo. - respondí.
- Acaba de terminar su turno, si debe de estar pero ya no tardará en irse.
Suspiré hondo, creo que no me quedaba de otra mas que decirle a Jimin, mandar a decirle mas bien.
- Señorita, lo qué pasa es que no tengo las pertenencias de mi hijo, menos las mías. - dije con pena.
- ¡Yiu! - escuche la voz del señor Jeon.
De nuevo los Jeon, salvándome, eran unos completos ángeles.
- ¿Como te sientes? - preguntó preocupado mientras llegábamos a mi habitación.
- Bien, solo que en ocasiones siento dolores horribles. - respondí con mi respiración controlada.
- ¡Las pertenencias de la Joven Yoon Yiu! - le dijo el señor Jeon a las enfermeras.
- Lo qué pasa es que todo fue tan de sorpresa que no las traigo conmigo, ni las de mi hijo. - dije con pena.
- No te preocupes, si gustas puedo ir yo ¿Justo a lado de mi hijo verdad? - preguntó con una sonrisa.
Asentí agradecida y le di la contraseña para ingresar.
[...]
Lo único que escuchaba es que ya estaba lista. Había dilatado con facilidad.
Tenía a infinidad de enfermeros y médicos, parecía una sala de exposición, donde la pena ya no me importaba pues el dolor era insoportable. Tanto que no aguante más y grite. Saqué mi dolor de esa manera.- Vamos, respira. - tenía a una amable enfermera sujetando mi mano y controlando mis respiraciones.
- Vamos Yiu, sera sencillo al parecer. - escuche al ginecólogo mientras observaba mi intimidad. En espera de mi pequeño.
Sentía que mis dientes estaban por quebrarse al ejercer demasiada fuerza, dolía horrible y yo lo único que quería era tener a mi pequeño ya en brazos. Realmente pensaba que jamás saldría por tener una madre tan cobarde a este dolor.
En mi desesperación solo pedía que mejor me abrieran mi vientre y sacaran a mi hijo, lo suplicaba una y otra vez pero aún así no dejaba de ejercer presión.
ESTÁS LEYENDO
Vecino del 210
RandomMoreno, alto, hombros anchos, piernas fuertes, brazos que quisiera que me dejaras sin aliento, simplemente perfecto... ¿Lo malo? Definitivamente no era su edad de 32 años; era que al parecer somos polos opuestos ¿Y de verdad se atraen? - No se acep...