• Doble Y. Yoon Yiu

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- ¡Carajo Yiu! - venía detrás de mí Medy, mi amiga y compañera. - Jamás había visto una cantidad tan grande de dinero por los suelos.

Solté una ligera risa y llegué a nuestro camerino, el cual compartía con ocho compañeras más.

- Tal vez fue porque será mi último show. - me senté en un pequeño banco, para después prender las luces de mi vanity.

- ¿¡Enserio piensas dejar esto!? Te va excelente.

Empecé a quitar mi joyería junto con mis tacones, viéndola a través del espejo.

- Medy, sabes que no me gustaría dedicarme a esto de por vida. - suspiré.

- Pero te va bien...

- Y ya junte lo suficiente para vivir cómodamente por algunos años, ya disfrute, deshice e hice mil cosas, ahora me toca enfocarme en lo que realmente quiero. - interrumpí sus palabras.

- ¿Enserio te la pasarás amargándote la vida estando encerrada haciendo tareas? - preguntó con su cara de disgusto.

- Tal vez, pero por ahora es lo que más quiero. - hablé motivada porque mañana sería mi primer día de clases en la universidad.

- No digas estupideces, al rato vas a estar estresada, en banca rota y llorando porque ya no quieres seguir estudiando y no tienes trabajo. - sabía que por su tono de voz me lo decía sarcásticamente.

- No te preocupes. - reí. - Cuando eso pase, vendré a quitarles el trabajo por una noche y ganaré mucho más de lo que ustedes ganan en la semana.

- ¡Maldita perra! - tomó unos billetes que le pertenecían por haber salido a dar su show antes que yo y me los aventó empezando a reír junto conmigo.

Salí alrededor de las 12:16 am, pedí salir temprano pues necesitaba descansar para poder despertarme a las seis de la mañana e ir a mi primer día de clases.

Realmente estaba emocionada por seguir estudiando.
Uno de mis propósitos de estar trabajando como bailarina exótica era poder pagarme la matrícula y con todo lo que tenía ahorrado, fácil podía vivir tranquilamente hasta que terminara la universidad.

No me avergonzaba mi trabajo pues no era una puta que se acostaba con todos esos hombres que llegaban de calientes. Era una puta que les daba bailes privados y un excelente show en el club nocturno.

Además, este trabajo me ayudó bastante pues compre mi casa, coche, viajaba, prendas, zapatos, joyería, bolsos, caprichos y tan solo a mi corta edad, ya que empecé a trabajar de bailarina a los 18.

......

- ¡Mierda mierda! - me desperté de golpe pues cuando apague mi alarma dije "cinco minutos más" y por lo visto se convirtieron en 60 minutos.

Me puse de pie a como pude y corrí a mi armario para preparar mi vestimenta, tomé todo lo necesario para darme una ducha pero la verdad no iba ajustarme el tiempo.

- No, no alcanzas. - hablé para mí y salí del armario.- Ya te bañaste antes de dormir, nomás lávate el puto hocico. - me cambie de prisa y me dirigí al baño para lavarme la cara y los dientes.

Al terminar en minutos salí de mi habitación y me dirigí a la cocina para tomar un termo y verterle café, ese que tenía en la cafetera, del día anterior, frío.

- No reniegues que de todas formas te gusta el café frío. - trataba de convencerme a mi misma.

Di media vuelta y de la barra tomé una manzana.
Esto solo era para el camino pues llegando tal vez tendría tiempo de ir a desayunar.

Vecino del 210 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora