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La lluvia hace mucho que había cesado y en su lugar solo un leve viento acariciaba la ventana, en aquella tranquilidad ambos disfrutaban de la respectiva compañía de cada uno.

Betty acurrucada en el pecho de él recibía una fuerte seguridad, quiso quedarse ahí para siempre. Tenía una amplia sonrisa mientras le acariciaba el pecho. Armando desbordaba alegría. Con delicadeza pasaba las yemas de los dedos en sus brazos, tan suaves y tersos como el resto de su cuerpo. De vez en cuando jugaba con sus rizos; amaba tanto su pelo y el aroma que desprendía le era hipnotizante.

—Ahora va a ser más difícil que deje de pensar en ti —suspiró depositándole un beso en la frente —¿Regresarías conmigo a Nueva York? —Enlazó su mano a la de ella.

—No, yo soy la encargada de la sede de París.

—Tú eres la CEO, podrías encargarle a alguien más tu trabajo por un tiempo.

—André podría pero...—De inmediato lo recordó. Se suponía que tenía una cita con él. Rápidamente se sentó y su mirada cambió a una de preocupación.

—¿Pasa algo? —Se colocó en la misma posición que ella.

—Me olvidé de André.

Sin evitarlo Armando esbozó una sonrisa llena de satisfacción.

—¿Y eso está mal?

—Aunque sea le voy a mandar un mensaje para disculparme —añadió tratando de recordar dónde había dejado su teléfono.

—Podrías ponerle algo como: disculpa por no ir, estaba con mi novio.

—¿Novio? —Arqueó las cejas volteando hacia él.

—¿No conoces las reglas francesas para ser el novio de alguien? Si correspondes un beso ya estás en una relación con esa persona —dijo rodeándole los hombros con un brazo.

Las mejillas de ella le quemaron de la emoción, todo le pareció tan irreal que no lo podía creer.

—¿Ah, sí? Pero, yo no soy francesa —respondió con un timbre juguetón. Él sonrió y la abrazó de espaldas acomodando el mentón en su hombro—. Además, quien sea mi novio debería ser capaz de responder estas preguntas: ¿Cuál es mi ópera favorita?

Madame Butterfly —respondió de inmediato y ella asintió.

—¿Música clásica favorita?

El Hada de azúcar y el Pas de deux de El lago de los cisnes, aunque el mejor sea el de El Cascanueces. —Rio. —Sigue preguntando, puedo responder todo.

Ella solo rio y él se acostó llevándosela consigo.

—¿Qué es lo que más odio?

—Lo amargo. —Ella sonrió, definitivamente sí la conocía, pero esa no era la respuesta que quería.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora