XXIII

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Esa noche, Marcela había volteado por completo el clóset de Armando, recordaba que ahí había dejado un hermoso conjunto de cuero negro, sin embargo, no lo encontró y en lugar de eso, halló un enorme oso de peluche refundido en lo más insólito, se le hizo demasiado curioso, ¿Por qué Armando tenía algo así? Debido al lugar en el que lo encontró, el polvo junto a las telarañas ya se habían apoderado de él, eso le provocó unas arcadas y lo bajó como si se tratase de algo contagioso, estaba por buscar una bolsa negra cuando se detuvo a revisar el teléfono, tenía varios mensajes de Patricia y hasta un email le había llegado, pero, de quién esperaba no había rastros.

Esa noche, Marcela había volteado por completo el clóset de Armando, recordaba que ahí había dejado un hermoso conjunto de cuero negro, sin embargo, no lo encontró y en lugar de eso, halló un enorme oso de peluche refundido en lo más insólito, se ...

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El corazón de Marcela se le empezó a escapar, las manos parecieron temblarle con ligereza. El reloj ya marcaba las veinte y media ¿Y si lo que decía Patricia era verdad? No tenía sentido... esperaba que no lo tuviera... Con duda agarró el teléfono y optó por abrir aquel email.

Cuando descargó la fotografía, logró apreciar que Armando cargaba a alguien en su espalda, debido a que aquella tenía la cara escondida solo se le lograba apreciar la rizada melena, pero, fue suficiente para que Marcela supiera de quién se trataba

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Cuando descargó la fotografía, logró apreciar que Armando cargaba a alguien en su espalda, debido a que aquella tenía la cara escondida solo se le lograba apreciar la rizada melena, pero, fue suficiente para que Marcela supiera de quién se trataba.

La puerta abriéndose provocó que ella se pusiera a la defensiva.

—¿En dónde estabas? —preguntó de inmediato y Armando frunció el ceño.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora