Armando quería volver a ser el todo de Beatriz... O ese fue su objetivo antes de que perdiese todas sus memorias sobre ella. Tras ese giro su vida retorna a lo que era y va por algo muy ambicioso: expandir a V&M a nivel mundial.
¿Cuál es el plan? C...
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Había sido durante el primer mes que lo habían dado de alta; aquella vez aún estaba curioso por saber lo que había ocurrido el día de su accidente por lo que se esforzó haciendo memoria, no lo logró —claro está—, y en lugar de eso solo obtuvo la tortuosa pesadilla de estar conduciendo.
Su panorama empeoró cuando sostuvo el volante de su nuevo automóvil, fue insostenible, apenas y pudo respirar, el corazón se le aceleró mientras unos escalofríos le calaron hasta los huesos, pensó seriamente en pedir ayuda profesional, pero su madre insistió en que no era necesario pues con el tiempo pasaría y como compensa le dio una gran y suntuosa camioneta con el señor Carlos como chófer, desde ese momento nunca más volvió a intentar conducir por su cuenta, el interés por lo que había olvidado se esfumó y gracias a eso la pesadilla se disipó.
En cualquier momento el corazón de Armando se saldría por el ritmo que tenía, otra vez esa horrorosa sensación de preocupación e incertidumbre se había apoderado de él, no lo entendía, ¿Por qué la pesadilla había vuelto? ¿Qué la había revivido? Instintivamente se fue al cuarto de Betty, estuvo por tocar al timbre cuando se detuvo, ¿Qué estaba haciendo? Se suponía que le había prometido no molestarla más... Pero, las últimas palabras de ella anulaban aquella promesa, ¿Verdad?
—¿Armando? —lo llamó sorprendiéndole y en seguida volteó hacia donde estaba —¿Qué... qué haces aquí?
Ella traía una sencilla sudadera color negro y en los bolsos tenía escondidas las manos, había salido a caminar, tampoco había podido descansar por la resaca y porque últimamente sus pensamientos eran un muégano de lógica y sentimientos.
Todo pasó tan rápido que cuando ella quiso reaccionar él ya la había envuelto en sus brazos escondiendo el rostro en sus rizos; pudo sentir cómo el corazón de él estaba estremecido, su respiración algo pesada y sus manos algo torpes encendieron sus alertas de alarma.
—¿Pasó algo malo? —La preocupación se le escapó y él sólo negó, en ese momento no tuvo muchas ganas de hablar de eso.
Ella dudó de lo que estaba por hacer, sin embargo, poco a poco le dio unas ligeras palmadas en la espalda, solo se detuvo hasta que sintió que su conmoción se había disipado. Lentamente él se apartó y al hacerlo se encontró con su mirada, no aquella glacial, sino la que era capaz de iluminar la oscuridad; De repente posó la mano en su frente.
—No tienes fiebre —se cercioró tras tocarse la suya también —¿Te duele algo?
Para Betty fue imposible notarlo, pero aquello que estaba haciendo le dio una gran sensación de confort y felicidad a Armando... ¿Era muy codicioso al querer seguir recibiendo ese trato de su parte?
—Un poco... aquí —mintió descubriendo su playera para develar su clavícula. Aquello no era una mentira «pura», pues sí se había lastimado por esa zona, sin embargo el dolor de aquello hace un mes que se había ido.