XXXVIII

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—Holy sh

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Holy sh... —murmuró Layla —¿No se supone que Armand está comprometido con la insufrible Valencia? —le dijo a André bajando la cámara del acaramelado par del jardín. 

—No te metas en eso —añadió volviendo a entrar al salón. —Y deja esa cámara en paz.

—Quiero postearlo por todos lados —continuó la rubia siguiéndole—, ¿Te imaginas? Armando y Marcela juraron y perjuraron que su relación estaba de lo mejor y ahora...— Se detuvo porque soltó una risa llena de burla. —Quiero ver la cara de ella si pudiera ver esto. 

—¿Por qué te cae tan mal? 

—No necesitas razones para odiar a alguien, a veces solo no puedes tragar la presencia de algunas personas, ese es mi caso, darling. 

—¿Por qué desperdiciar tu tiempo odiando sin ningún propósito? Si quieres odiar a alguien debe existir un motivo —replicó y se detuvo sacando el teléfono del bolsillo.

—No seas aburrido, a ver, tómame una foto junto a esta estatua —posó mientras su antifaz se iluminaba por las cálidas luces del candelabro.

André guardó el teléfono y quitándose la máscara ajustó un poco la cámara y un deslumbrante flash salió disparado. 

Poco a poco Betty abrió los ojos separándose de Armando. Él le dedicó una mirada llena de dulzura; y entonces, el lado lógico de ella pareció darle una bofetada y zafándose de su agarre salió disparada al salón principal.  

«¿Qué hiciste, Betty?», se reprendió mientras una mezcla de satisfacción y culpa la envolvieron.

Ya había cerrado ese capítulo, ya había enterrado el pasado ¿No?... Se sintió como una tonta, no sabía qué hacer, jamás pensó que debía prepararse para un momento como ese. Tiempo atrás lo habría aceptado de inmediato, pero ahora estaba confundida.

Trató de ir directamente a la salida quería escaparse de ahí lo más pronto posible. Así que con paso veloz esquivaba a la gente que charlaba o a los paparazzis que disparaban flashes constantemente.

—¿Ya te irás? —Escuchó de la voz de André provocando que se detuviera.

—Sí... no me estoy sintiendo muy bien —titubeó.

—¿Quieres que te lleve? Le puedo pedir a Layla que se ocupe del resto —Ella accedió a la sugerencia y de prisa se adelantó. 

Armando por un instante se arrepintió de lo que había hecho, últimamente su lado impulsivo estaba volviendo a ganar territorio como hacia tiempo no lo hacía.

No quería terminar su vinculo con Betty ¿y si aquel beso solo la alejaba más?, quiso ir detrás de ella, pero se detuvo tratando de pensar con claridad. Con rapidez se pasó la mano por el cabello desaliñándolo. Ligeramente elevó la vista al balcón y al hacerlo vio una cámara que apuntaba justo a su dirección.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora