Nuestro secreto

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—Que pases a presidencia —anunció Patricia con la antipatía de siempre.

Hace tanto que no estaba en esas oficinas, por un momento se sintió extraña, casi todo estaba como lo recordaba, excepto por la fotografía del costado de la entrada de presidencia, se había actualizado. En aquella Armando vestía un prolijo traje negro, las facciones del rostro las tenía rígidas y las manos las tenía apoyadas sobre un escritorio.

«El presidente que escala sin precedentes»

Leyó Beatriz y con rapidez apartó la mirada para dirigirse a su «agujero», que para su sorpresa estaba intacto. Esas pequeñas paredes contenían tantos recuerdos que la nostalgia le ganó.

—Disculpa por hacerte esperar —dijo Armando provocando que se sobresaltara y se alejara con rapidez de donde estaba.

—¿Cómo sigues? —se le escapó a Beatriz con la voz un poco más serena de lo que le hubiese gustado.

—Bien, gracias. Oye, ¿me haces un favor? —continuó rompiendo la distancia.

—¿Cuál?

De inmediato, con la mano libre, Beatriz se apretó el costado del vestido tratando de alejarse. Cada vez sintió que su aroma comenzaba a envolverla.

—No le digas a nadie sobre lo que pasó ayer. Que sea nuestro secreto —murmulló.

Ella frunció ligeramente el ceño, pensó que diría más, pero después de aquello solo se limitó a sentarse.

—¿Interrumpo? —inquirió Marcela con la ironía que le caracterizaba.

Armando estaba sentado. Beatriz estaba cerca de una pantalla, su mano inquieta junto a su vestido deltaba que algo había pasado, en otra mano sostenía un folder blanco con una inscripción que cuando Marcela la leyó quiso soltar una risa sarcástica.

«Time's up»

—¿Pasa algo? —dijo Armando devolviéndola a la realidad, Beatriz solo desvió la vista al piso.

—Necesito saber los detalles sobre la supuesta campaña.

—En un momento te los paso, aún no terminamos.

—Pues, que sea rápido —bufó saliendo con los brazos cruzados.

—¿Secreto? Yo no hice nada como para ocultarlo —dijo de repente Beatriz con un tono helado.

Esa respuesta sorprendió a Armando.

—No, claro que no. Es por Ruiz, no me gustaría meterlo en problemas.

¿Problemas? ¿Por qué? Ella no lo entendió, pero tampoco quiso ahondar en ello y mejor le explicó la gran cantidad de hojas que llevaba. A decir verdad, sintió como si el tiempo estuviese regresando... él siendo presidente, ella su asistente.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora