XXXVI

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—¿Tú eres buena? —continuó Armando retornando a la conversación

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—¿Tú eres buena? —continuó Armando retornando a la conversación.

—La verdad no, Layla y André siguen enseñándome y algo en lo que suelen llamarme la atención es en eso. André dice que es muy fácil leer lo que tengo en manos, él siempre-

—¿Crees que la línea prêt-à-porter será un éxito? —interrumpió para evitar que siguiera mencionándolo.

—Por supuesto, si quieres un ejemplo vivo está Wang Zhao Zi. Por si no lo sabías, ella fue de las primeras marcas que tuvo a cargo Zoe. Layla me contó que en un live logró un total de medio millón de prendas vendidas, por eso ascendió tan rápido y ahora somos nosotros quiénes la buscamos.

—¿Medio millón? —replicó abriendo los ojos de golpe—. Había investigado sus estadísticas, pero no sabía eso.

—Y se supone que no deberías... Pero se me escapó. —Tras una risa nerviosa continuó. —En fin, son ventajas de tener a Zoe como ambassador. Si todo sale según lo programado esta semana se hará su live de ventas.

—Entonces, extenderé el contrato de Zoe por un año. —Ella negó de inmediato —¿Por qué? La trataríamos muy bien.

—Ella solo hace contratos muy breves, antes de que fuera contratada por T.Enterprises se vio envuelta en un escándalo y ella los odia. Esa vez le pusieron una trampa, por eso la última cláusula del contrato establece que Zoe se puede deslindar de la empresa para la que trabaja en el momento que quiera.

—¿Eso no es peligroso?

—Tú lo firmaste —afirmó sonriendo —Todo beneficio tiene un riesgo que pagar, pero puedes tener la seguridad de que no pasará nada, siempre escogemos lo mejor y de máxima confianza.

Al llegar a una esquina dieron la vuelta y justo unos pasos más adelante estaba una pequeña máquina de garra, bien iluminada y con varios peluches.

—Me encanta esa claw machine —dijo con emoción al verla y de inmediato abrió su pequeño bolso caminando hacia ésta—. Creo que tengo por aquí una moneda. Observa, soy muy buena en esto.

Tras ingresar la moneda una música se encendió y con habilidad empezó a mover la garra. Poco a poco fue frunciendo el ceño por la concentración, cada movimiento que hacía parecía muy calculado.

Él se emocionó y colocándose a su lado observó con expectativa el momento, todo apuntaba que sería una victoria, de pronto la garra perdió fuerza y antes de triunfar el peluche calló en un lugar equivocado. Ante eso ambos se quejaron.

—¡Yo quiero intentarlo! —pidió él con gran emoción mientras buscaba algo en la billetera .—¿Tienes monedas?

—Esa era la única que tenía. —Ambos soltaron un breve exhalar.

—Debería aceptar tarjeta —dijeron al unísono y los dos sonrieron.

—Una gran idea, pero sería aun más vicioso— respondió ella y continuaron su camino.

¿Quién eres? || Betty en NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora