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Después de la cena estabas a punto de salir del gran salón con Hipo aún tomándote la mano, estaba algo nervioso y el tenerte le daba la tranquilidad que necesitaba para no colapsar por los nervios.

Todo iba extrañamente bien hasta que llegaron Brutacio y Brutilda a tomarte por tu brazo libre.

—¡Hipo!, ¿te molesta si nos robamos tantito a _______?

El pecoso solo se rio en voz baja soltando tu mano de poco en poco.

—Espera, Hipo... 

—Anda, ve con ellos. Yo estaré bien, además tienes que pasar tiempo con tus otros amigos

—¿te veré en la casa?

—Ambos sabemos que si

Hipo sonrió antes de retirarse y comenzar a correr para evitar ser acosado nuevamente por los vikingos, por tu parte tú solo estabas bajando las escaleras del gran salón en compañía de tus amigos.

—No creas que no nos dimos cuenta—Increpó Brutilda

—¿De qué?

—Ay no te hagas—Continuó Brutacio

—Es que enserio no sé de qué-

—Le estabas agarrando la mano a Hipo por debajo de la mesa

—Supongo que es lo normal...

—Sería normal hasta que vimos como ustedes dos entrelazaron sus dedos—agregó Brutacio con un tono levemente juguetón.

—¿QUE HICIMOS QUÉ?—Preguntaste con nervios mientras el sonrojo se apoderaba de tu rostro.

—Si... Lo hicieron

—Bueno, él se sentía nervioso así que si hizo eso fue porque necesitaba algo de calm-

—_______ e Hipo sentados en un árbol, besándose 🎵—Canturrearon ambos gemelos entre risas, aunque inevitablemente te imaginaste la escena de Hipo y tú sentados en un árbol... Sacudiste la cabeza mientras reías. Estuviste por regañar a los gemelos pero una voz femenina los detuvo.

—Brutacio, Brutilda ya deténganse, lo están incomodando

—Astrid... Oh Astrid, oh Astrid, oh Astrid... ¿acaso estás celosa de que Hipo se fije en _______ y no en ti?—Bromeó Brutilda

—No tengo tiempo para romances adolescentes extraños, tengo que pasar tiempo entrenando para poder ser una gran cazadora de dragones

—¿Entonces por qué tan enojada?

—Porque están molestando a ________

—Celosa

La de orbes azules solo rodó la mirada antes de tomarte el hombro.

—No les hagas mucho caso, ya sabes que nunca se toman nada enserio

—Uhum

Astrid sonrió levemente para ti y después dirigió nuevamente su atención a los gemelos.

—Vuelven a decir que me gusta Hipo y los mataré, vuelven a molestar a ________ y los mataré, vuelven a hacer alguna de sus idioteces y los mataré

—¿Qué también nos matarás por respirar?

—No lo había contemplado, pero ahora que lo mencionan... No es una mala idea

Astrid se rio de que los gemelos se echaron hacia atrás en un acto reflejo, después te sonrió a ti de manera tranquila lo cual era bastante extraño en una chica que nunca sonreía ni por error.

—Buenas noches, ________. Si te siguen molestando dime

—Uhum, buenas noches Astrid

La chica se fue a su casa e inmediatamente se acercó Patán.

—Oigan no se preocupen, ella no está celosa porque es mi novia

—¿Tu novia?—Preguntó Brutacio con un tono burlón

—Si, es su novia secreta... Están en una relación tan secreta que ni siquiera Astrid sabe de su existencia—Continuó Brutilda sacándote varias risas en el proceso.

—Malditos Torton

Patán maldijo en voz baja antes de irse, en cuanto se fue los tres se echaron a reír hasta que el estómago comenzó a dolerles.

—¡JAJAJA ASÍ DE SECRETA ES TU RELACIÓN CON HIPO!

—¡JAJSAJA CALLENSE!

Brutilda te dio un golpe en el hombro a la vez que continuaba caminando escaleras abajo.

—Ah... Tarado

—Cierto _______, déjanos acompañarte a tu casa

—Oh chicos, gracias pero no es necesario

—¡Anda, será divertido! Además, tenemos que cuidar al futuro esposo del jefe

Rodaste los ojos riéndote en voz baja.

Todo el camino estuvo lleno de risas y de algunos vikingos enfadados gritándoles que se callaran porque no los dejaban dormir. Aunque era obvio el hecho de que ni aún así se callaron la boca ni por 5 segundos.

Una vez en casa te despediste de los gemelos y te dispusiste a entrar, una vez adentro tu mirada se posó sobre un Hipo que se quedó dormido sobre la mesa.

—Tarado...

Suspiraste acercándote a tu amigo y moviéndolo un poco.

—Anda Hipo, no puedes dormir aquí...

—Hm?...

—Anda, vamos al cuarto

—_______... volviste

—Si, ahora deja de hablar y levántate

El pecoso bostezó mientras se levantaba y comenzaba a caminar, casi instintivamente le tomaste la mano para ayudarlo a llegar a la habitación.

Por qué ahora tenías más ganas de cuidar de él que de costumbre?...

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