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[💎✨] Si yo no soy feliz, nadie va a serlo

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Los minutos pasaban y con ellos pasaban las horas y luego los días pasaban y luego los meses pasaban... Antes de que te dieras cuenta, ya había llegado la temporada de Snoggeltog.

Aquella hermosa época en la que Berk se llenaba de nieve y de fiestas.
Astrid iba de un lado a otro pidiéndole a la gente que probara su ponche de Yak.
Los gemelos adornaban con escudos un pino hecho de madera a modo de árbol de navidad.
Todos cocinaban comida rica.
Se daban regalos y cantaban canciones especiales.

Era una noche especial, una noche de fiestas y de celebración. Era la noche más larga del año y a la vez la noche en que menos nevaba.
E iba a ser muchísimo más especial ahora que la pasarían con sus nuevos amigos dragones.

Pero sin duda, tu parte favorita era la lluvia de estrellas que siempre había esa misma noche del año, una lluvia que tenías por tradición ver al lado de Hipo mientras bebían cerveza caliente.

Últimamente Hipo estaba un poco distante, pero nada que no se solucionara con una plática nocturna y un beso de buenas noches.

El pueblo entero tenía muchísima fé en Hipo y siempre estaban persiguiendole a él y a Chimuelo, tenía un gran grupo de fans y absolutamente las miradas de todos estaban sobre él.

Aunque sobre ti no había ninguna... Los jinetes casi no te incluían en sus planes por ser el único vikingo sin un dragón, Brutacio y Brutilda intentaron buscarte uno pero se rindieron al ver que no conectabas con ninguno.
Aún así, ellos y Astrid eran los únicos que trataban de pasar tiempo contigo por más ocupados que estuvieran.

Es decir, ¿quién iba a prestarle atención a un huérfano cuya única reputación es "ser el novio de Hipo Abadejo"?

Era por eso que esta fecha te entusiasmaba, por fin ibas a tener a Hipo para ti solo durante una noche, tal y como siempre lo habían hecho.

Estabas parado frente a la casa viendo la nieve caer, Chimuelo jugaba con la nieve y a veces te tiraba un poco de esta para jugar.

—¡Hey! Vamos amigo, tienes que calmarte—dijiste entre risas.

—Prrr—murmuró el dragón frotándose contra tu mano de manera efusiva y luego dejándose caer a la nieve para pedir caricias en la pancita, no dudaste en llegar a hacerle cosquillas y observar como Chimuelo movía una de sus patas traseras en señal de que le gustaba lo que hacías.

—Vaya, el ambiente de las fiestas también te afectó—te burlaste de la actitud del dragón quien se levantó para seguir pidiendo afecto en la cabeza—¿Sabes? Desde que Hipo se volvió popular comenzó a cuidar mucho su reputación y a estar ocupado siempre, entiendo que está emocionado porque por primera vez en su vida está recibiendo la aprobación de su pueblo... Pero me siento un poco olvidado.
La única reputación que yo tengo es "el novio de Hipo", incluso me dicen "miren, ahí va el novio de Hipo!", "ahí está el novio de Hipo", "saluden al novio de Hipo, niños"... En vez de simplemente decir "ahí está ________" es frustrante.

El dragón te miró de manera más seria y tranquila, parecía comprender todo lo que decías.

—Solo quiero estar con Hipo hoy en la noche, como cuando éramos solo él y yo contra el mundo... ¿crees que estoy siendo egoísta? Oh, deben mirarme como loco por estar hablando contigo como si fueras a responder—dijiste entre risas, pero Chimuelo se frotó contra ti tratandote de dar consuelo—oh, gracias amigo... Sin ti ya habría enloquecido.

Las horas pasaban y con ellas comenzó a caer la noche.
Todos estaban terminando absolutamente todas sus tareas pendientes, eso te incluía a ti que estabas más atareado de lo habitual.

➴ Tenías que ser tú ➶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora