Epílogo

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—¡Wow!, ¿de verdad vas a ir de viaje en barco? Es increíble—Dijo un Alvar de 8 años.

—¡Si! Papá Hipo dice que tal vez encontremos dragones—Respondió una Layla de ahora 6 años, su cabello castaño era constantemente despeinado por el viento y sus ojos azul grisáceo parecían brillar un poco—¡Papi dice que cuando él era joven tenía una mejor amiga dragón!

—Yo también quiero una mejor amiga dragón

—Papá se la pasa hablando de dragones igual que mi mamá—Se quejó una Magne de ahora 10 años—A veces me hacen creer que son leyendas y que no son reales

—No le hagan caso a mi hermana, está loca. Además de que seguro está celosa porque nuestros padres si tuvieron un mejor amigo dragón y ella no

—TÚ CÁLLATE

Magne le sacó la lengua a su hermano a lo que Magnus le agarró la lengua con los dedos y se la jaló para molestarla.

—¡BLEGH!, ¡DSUEDLTAME LA DENGUA!

—Nuh-uh

Magnus se reía de su hermana que luchaba por liberar su lengua, Alvar los miraba con curiosidad y Layla no entendía por qué sus primos se peleaban tanto.
Aunque claro, los pensamientos de la niña fueron interrumpidos por la voz de Hipo.

—¡Layla, ya tenemos que irnos!

—¡Ya voy, papá!

Layla se despidió de sus primos y se fue corriendo a los brazos de Hipo quien la cargó y le dio un par de vueltas en el aire.

—¡Aquí estás!, ¿dónde te habías metido?

—¡Estaba con mis primos! Magnus dice que mis tíos también tenían mejores amigos dragones pero Magne dice que solo son inventos

—¿Cómo así? Yo recuerdo bien que cuando tu papá y yo éramos niños habían dragones en Berk...—mayor terminó por encogerse de hombros y comenzar a caminar—De todas formas, esto no es una cacería de dragones: solo vamos a alejarnos de la isla para poder ver el anochecer porque a tu papá le gusta mucho verlo desde el mar y desde que nos casamos no hemos podido verlo juntos

La niña asintió emocionada, a pesar de que literalmente le acababan de decir que no se trataba de una cacería de dragones le era imposible no imaginarse cómo sería su encuentro con estas míticas bestias a las que alguna vez llamaron "mejores amigos". Una vez en la cubierta del barco, Hipo te entregó a la niña.

—Ven, amor, déjame peinarte un poco

—¡No! Me gusta mi cabello suelto

—Y es hermoso, pero tienes que dejarme que te pei-...

—Mejor peina a mi papá, él si se deja

Hipo se rio de manera disimulada de eso, en cierto modo le recordaba a cuando ustedes eran niños y te cortabas el cabello con tal de no peinarte, no fue hasta que se volvieron pre adolescentes que te comenzaste a dejar crecer el cabello y aún así tu parte menos favorita del día siempre había sido peinarte.

—Eso es porque cuando lo peino no solo le trenzo el cabello, también le trenzo mi amor—explicaste sentando a la niña en un barril.

—¿Cómo?

—Cuando le trenzo el cabello a papá, también le dejo mi amor entre sus trenzas... Y cuando te peino a ti, también dejo mi amor entre tu cabello

La mirada de Layla cambió completamente, parecía más contenta ahora.

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